A Dina Páucar le robaron los recuerdos con un saco de papas y un kilo de carne. El ratero que se llevó la encomienda, tan afanosamente traída desde Huánuco, se llevó también el álbum de fotos que ella había traído de la natal casa paterna para darle mejor conservación. Pero, quién se iba a imaginar que al primo Rolando un par de malandrines lo van a distraer en plena agencia de transportes del jirón Ayacucho, en el ‘chuceado’ corazón de la Lima patibularia, y le van a robar todito el equipaje traído con esfuerzo después de tan tambaleante viaje.
Y esas fotos, con su papá mozo y luciendo su aleonada melena, sus primeros días en los verdes del mejor Huánuco que recuerde la vida, y las primeras risas, los primeros sonrojos, son los que no están en su libro: “Mi diario, mi vida”, que se presenta esta noche en la Feria Internacional del Libro de la avenida Salaverry.
Pero a Dina, con miniserie biográfica y toneladas de condescendientes reportajes que a modo de eco reverberan la historia de la cholita pobre recién bajada que confunde aceitunas cuando la mandan comprar acetona, ¿le queda algo más por contar?
Ella dice que sí: “Un día veo a mi hija escribiendo en su diario, y fue ella quien me animó a que empezara una experiencia parecida. Pero a partir de lo que vivieron mis padres, cómo fui de niña, qué vieron ellos en mí, y así fui descubriendo cosas que ni yo misma sabía”.
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Solita en la soledad de la chacra de la ceja de selva, su madre, alumbró a su cuarta descendiente, y pese a las dificultades, pudo traer a su bebe al mundo, en el preciso instante en que desde el riachuelo colindante a la casita se disparaba un arco iris que anunciaba un tiempo nuevo. ¿Una señal? “No lo sé, pero eso para mis padres representó una alegría, que el día en que nació su hija, hubo también un hecho tan bonito”.
Y también, como suele pasar cuando la precariedad es cosa de todos los días, también habitaron la angustia y la tristeza: “Jugando en el campo me golpeé la cabeza con una piedra y quedé en coma por varios días, mis padres, que estaban lejos de poder sostener un gasto así, estaban desesperados”.
Y sin embargo Dina despertó, y al tiempo que se elabora esta nota, recorre sus recuerdos y el Parque Universitario sobre cuyas lozas durmió hace ya 33 años, cuando por primera vez llegó a esta urbe decadente en 1982. Y piensa que todo aquello valió la pena. Las chicas que se olvidan del coprolálico show de los cómicos ambulantes solo para tomarse fotos con ella, o el vigilante que anuncia que las fotos están prohibidas y termina él mismo haciéndose un ‘selfie’ con la “Diosa hermosa del amor”, confirman esa certeza.
Una vida que se reinventa y que la mantiene en lo más cálido del cariño de la gente desde aquel lejano año 99.
MÁS INFORMACIÓNLugar: Feria del Libro, Auditorio César Vallejo.Dirección: Av. Salaverry, cdra. 15, Jesús María.Día y hora: Hoy, 7 p.m.