Niño mimado de los fashionistas de Nueva York, Alexander Wang presentó su tercera colección para Balenciaga en la Semana de la Moda de París.
“Tomé como punto de partida el pulóver, que está bastante ausente de los archivos de Balenciaga”, explicó el diseñador. “Casi todos los looks incluyen tejido, aunque sea bordado o estampado”, agrega. El creador está imponiendo cada vez más su propio estilo a la casa del legendario diseñador vasco Cristóbal Balenciaga.
Las primeras siluetas recuerdan el trabajo de Wang para su propia marca. Los cortes son sin embargo definitivamente Balenciaga, sobre todo los inconfundibles hombros redondeados y voluminosos, aunque con un toque más callejero. Los primeros tapados llevan cierres en las mangas y están recubiertos de piel: sirven a la vez de capucha y para mantener al calor las manos. El desfile es colorido, con tonos rosa, azul, rojo y hasta un montgomery amarillo.
Luego llegan siluetas de una gran elegancia. Una falda negra asimétrica se lleva con un pulóver gris corto y pegado al cuerpo, todo muy redondeado.
La modelo brasileña Gisele Bündchen, figura poco frecuente en las pasarelas, cierra el desfile: conjunto con pantalón gris oscuro satinado y hombros recubiertos de tejido gris, engalanado con piedras brillantes.
“Es moderno. Hay una fidelidad a la marca que me gusta mucho”, dijo entusiasmado el presidente del grupo de lujo Kering (al que pertenece Balenciaga), François-Henri Pinault, que asistió en primera fila junto a Anna Wintour, de Vogue Estados Unidos y de la francesa Carine Roitfeld.
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