“Decimos 'pop folk' porque nos hemos visto obligados a decir algo. El mundo sería mejor si pudiéramos evitar las etiquetas. Cuando compongo una canción nunca pienso en el género musical”, dice María Laura Bustamante de Rivas, cantante de 36 años. Nosotros puntualizamos que donde hay etiquetas es en el mall, que en el arte hay categorías. Y que lo suyo pasa por ser un mestizaje que se sostiene en cierta trova de nuevo cuño, esa que procede del naturalismo bucólico generado en la Costa Oeste de los años sesenta.
“Nunca hemos llamado 'trova' a lo que hacemos, le llamamos 'canción' porque la trova está asociada a un género musical. La canción puede ser trova, pop, folclor, rock y todas sus combinaciones”, afirma la vocalista. Y agrega: “Nuestra carrera ha sido de pasos chiquitos porque nunca fue un producto del márketing… somos gestores independientes y difundir nuestra música es solo una pequeña parte de todas las tareas que demanda cualquier proyecto. Jamás componemos canciones pensando en venderlas, pero cuando sale el disco hay una etapa de promoción necesaria”.
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Todo lo cual ocurre a propósito de sus 10 años en la música, acto que se celebrará en el Gran Teatro Nacional en un concierto denominado “Crisálida”. “Es la excusa perfecta para mutar y plantear un recorrido que combina la nostalgia de los primeros años y los deseos de exploración y renovación”. También dicen que tocarán con una banda de lujo que combinará “el sonido cálido de las dos voces con la locura de los sintetizadores modulares y otros artefactos musicales”, al tiempo de anunciar la presencia de los invitados: La Lá y Kevin Johansen.
“Crisálida” será, sin duda, el corolario de una trayectoria que se inició en las aulas de la Universidad Católica, se consolidó sobre las marquesinas y terminó en un altar. Romántico asunto que encontró su 'feedback' en la comunión de dos esféricos producidos por el argentino Matías Cella –“Paracaídas” (2011), “Fiesta para los muertos” (2013)– y “La casa no existe”, material lanzado en el 2017 desde la grabadora de Juan Serrano, AKA Juanito El Cantor, chamán barbado del extrarradio bonaerense especializado en fabricar compuestos que empatan el indie de guitarra y voz con cierta autoctonía amerindia.
El conjunto –que pendula entre el folclor 'blanco' estadounidense, el carnavalito latino y la persistencia hacia un esquivo 'bluegrass' sazonado con narrativa de esencia pastoril– sirvió para consolidarlos como los artífices locales de un folk pop que encontró predicamento en La Lá, Danitse, Teniente Cooper, Lorena Blume y Pamela Rodríguez. Murmullos de un lirismo onírico y cromático, que hace imperiosa la pregunta: ¿qué leen? “Ray Bradbury, Arthur C. Clarke, Roberto Bolaño”, dice Alejandro.
Decenio bicéfalo
“De ti me vine a enamorar / vine a vaciarte el alma / por ti me puse a cocinar / a evaporar la rabia” cantan en “Matrimonio”. ¿Tienen suerte de que ni #NiUnaMenos no haya advertido este texto? Ella responde: “Creo que es muy importante escribir desde lo que la mujer tiene que decir. La mayoría de canciones que escucho en la radio son de hombres haciéndose las víctimas porque la mujer los dejó. Por ejemplo, 'Clavado en un bar' de Maná ('dónde estás, maldita / abre un poco el corazón / estoy ahogado en un bar') reafirma la posición del hombre que no acepta el rechazo de la mujer y la responsabiliza por sus fracasos. Muchos feminicidios son consecuencia de estas escenas de celos, donde el hombre siente que tiene el derecho de reclamar su propiedad”.
¿Y qué destacan de estos 10 años en la música? “Recuerdo muchos momentos en donde casi nos pellizcamos para determinar si eran reales: ser seleccionados para ser parte del show de HBO 'Encuentros en Brasil', cantar junto a Susana Baca en nuestro segundo disco, subirnos a tocar con Aterciopelados para su show en el estadio de San Marcos, cantar en el cementerio más grande de Los Ángeles por el Día de los Muertos, hacer tres giras con bebe en mano y con guitarra en la otra”. Dueños de 40 canciones ricas en encabalgamientos onomatopéyicos y códigos secretos, el dueto pasa los días sorteando entradas en Facebook para su gran concierto. “No es casualidad que encontramos la palabra ‘crisálida’ para conceptualizar el show”, dice ella, “significa el estadio intermedio del insecto, entre larva y mariposa; para nosotros significa el cambio constante”.