"La comida peruana es asombrosa” es una frase demasiado común para una violinista realmente excepcional. Pero Anne-Sophie Mutter (Alemania, 1963) todavía no desea hablar de su brillante carrera ni de los incontables premios que ha ganado. Solo repite una y otra vez lo maravilloso que fue en el 2018 pasar diez días en nuestro país junto a su hermano y al pianista Lambert Orkis. “Estuve en el lago Titicaca, el Valle Sagrado, Machu Picchu y Paracas. Viajar a esos destinos era un sueño que tenía desde adolescente. Fue una travesía especial y espectacular. Amo el Perú”, resalta.
Este 5 de noviembre volverá, pero no de excursión. Por primera vez, la capital será testigo del talento de la cuatro veces ganadora del Grammy en la categoría Mejor Solo Instrumental. Presentará en el Gran Teatro Nacional una selección de las obras que más le ha gustado interpretar a lo largo de su trayectoria. Dentro del repertorio destacan piezas de Mendelssohn, Bach y Vivaldi. “Son muy enérgicas y retadoras, apasionadas y veloces. ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi me gusta mucho porque permiten dejarme llevar por emociones para describir la naturaleza, tal como la que he visto en el Perú. Bach es el inicio de la música clásica y uno de los compositores más importantes. Tiene una magia particular, pero fue olvidado cuando murió, hasta que un joven Mendelssohn lo resucitó. Esta conexión entre los dos es genial. Ambos tienen características distintas, pero una energía única que espero sea interesante para la audiencia”, señala.
—Una trayectoria inigualable—
A los 13 años ya exhibía su sobresaliente habilidad por los principales escenarios de Europa, de la mano del austríaco Herbert von Karajan, considerado por muchos críticos como el director de orquesta más destacado en el período de posguerra. Algunos compositores que la eligieron para que estrene sus obras son Sebastian Currier, Henri Dutilleux, Sofia Gubaidulina, Witold Lutosławski, Norbert Moret, Krzysztof Penderecki o André Previn. John Williams, creador de las clásicas bandas sonoras de películas como “Star Wars” e “Indiana Jones”, se rindió ante su precisión técnica en más de una oportunidad, e incluso adaptó piezas suyas solo para que sean interpretadas por Mutter.
Lejos de lo que muchos puedan pensar, para ella su mayor virtud es saber organizar su apretada agenda. Entre los conciertos que tiene programados y las actividades de su fundación, la violinista procura no estar más de dos semanas lejos de casa. “Me interesa y necesito ser una buena madre. Uno debe elegir qué quiere hacer en la vida y ver cómo lleva su trabajo de la mano. Son decisiones, no sacrificios”, asegura con firmeza.
La misma seguridad con la que detuvo su presentación con la Cincinnati Symphony Orchestra el pasado setiembre al ver que una persona de la audiencia la estaba grabando con un celular. O la misma convicción con la que decidió desde los 5 años pulir cuidadosamente su técnica con el violín. “Nunca sentí presión ni ansiedad. Von Karajan me forzó hasta el límite, pero es ahí cuando logras cosas que no hubieras imaginado antes. Todos necesitamos un mentor, alguien que pueda ser tu modelo a seguir. Gracias a él se me abrieron las puertas del mundo”, sentencia.
Parte de su actividad profesional está enfocada en cultivar el amor por la música clásica en las nuevas generaciones. “Los padres la deben incentivar desde temprana edad a sus hijos. Lo ideal sería que desde niños asistan a conciertos. De repente no son la audiencia más adecuada, pero es bueno que la música sea parte importante de su vida”, remarca.
Su misión ha sido reconocida en diferentes ocasiones. En el 2016, recibió el premio Yehudi Menuhin a la Integración de las Artes y la Educación por “su perfección, elegancia, generosidad y especial atención con el talento que le rodea”, destacó Paloma O’Shea, presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de España en ese entonces.
Si bien reconoce que cada persona puede dominar en mayor o menor medida un instrumento, lo que la violinista alemana busca transmitir a los jóvenes es el valor de la constancia. “Para cualquier arte es necesario ser responsable y disciplinado. Sin eso es inútil. Solo el trabajo duro te volverá un gran músico. Pero, sobre todo, uno debe buscar crecer como ser humano”.
Solo ella, con 40 años de trayectoria a sus espaldas, puede decir que la práctica obsesiva que la caracterizó en su adolescencia ya no es lo más importante antes de iniciar una gira. “Cuando ya llevas tanto tiempo en esto, en realidad lo que importa más son los estímulos que recibes del lugar a donde vas. Por ejemplo, Lima es una ciudad hermosa y eso me inspira para hacer música”, finaliza.
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Lugar: Gran Teatro Nacional. Dirección: Av. Javier Prado Este 2225, San Borja. Fecha y hora: martes 5 de noviembre, 8 p.m. Entradas: Teleticket.