MELVYN ARCE@estenopeica
Britney Spears - “Glory”
En tiempos en los que la música es gobernada por la tiranía de los productores, la personalidad que solo una carrera de largo aliento reafirma en un artista es la que debe marcar la diferencia. Así pues, cuando se anuncia un disco nuevo de una cantante con la experiencia de Britney Spears se espera que demuestre su superioridad ante los más nuevos. Sin embargo, lo que encontramos en “Glory” es una colección de temas, efectivamente muy pegajosos, pero hechos con moldes que ya hemos escuchado hasta el hartazgo.
La preponderancia de productores suecos en los créditos podría explicar el por qué se parece seguir el decálogo del hacedor de hits con una serie de clichés musicales que van desde una duración promedio por tema hasta los coros plagados de Ohs y Ahs.
“Glory” carece de personalidad: no se distingue una temática en un álbum que solo atina a presentar a su protagonista nuevamente como la femme fatale, cuando Britney hace tiempo ha llegado al punto en el que precisa de un disco que -como Madonna con el “Ray of Light” o Christina Aguilera con el “Back to Basics”- termine de marcar una transición completa hacia el lado menos elemental del pop.
Lady Gaga – “Joanne”
Lady Gaga es una de las artistas con más cualidades para trascender que nos ha entregado el pop en la última década y, por ello, no es de extrañar que los recientes tres años los haya dedicado a empezar a buscar su álbum definitivo. “ARTPOP” (2013) fue un primer intento, pero, por pecar de pretencioso, terminó siendo un fracaso que hasta la propia cantante ha reconocido. Tras una segunda apuesta con “Cheek to Cheek”, grabado a dúo con Tony Bennett con claras intenciones de poner a prueba su calidad vocal, llega “Joanne”, un manifiesto más claro de las condiciones de esta cantautora.
Porque sí hay algo que destacar en este disco es cómo, pese a la importante y diversa lista de colaboradores que participan (desde Josh Homme de Queens of the Stone Age hasta Kevin Parker de Tame Impala), la impronta de Gaga siempre está presente y bien aterrizada por un productor como Mark Ronson.
El álbum mantiene una coherencia con el discurso de igualdad y reivindicación con el que se hizo famosa la cantante (“I’m not flawless but I got a diamond heart”, dice en el tema de arranque) y, más que cómo una desordenada amalgama de canciones que se presentan con géneros distintos (rock, dance o folk), este disco debería ser visto como una obra musical en diferentes actos (no olvidemos toda la teatralidad que envuelva a Gaga) que permiten el reconocimiento de las diferentes pulsiones que mueven a una cantante que se va acercando a su madurez musical. !function(e,t,n,s){varInfogramEmbeds“,o=e.getElementsByTagName(t),d=o[0],a=/^http:/.test(e.location)?”http:“:”https:“;if(/^/{2}/.test(s)&&(s=a+s),window[i]&&window[i].initialized)window[i].process&&window[i].process();else if(!e.getElementById(n)){var.createElement(t);r.async=1,r.id=n,r.src=s,d.parentNode.insertBefore(r,d)}}(document,”script“,”infogram-async“,”//e.infogr.am/js/dist/embed-loader-min.js“);
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EDUARDO ALCÁNTARA@e_alcantara
Britney Spears – “Glory”
Se anunció tantas veces el regreso triunfal de Britney Spears tras la debacle emocional que sufrió en el 2007, que llamar a “Glory” (2016) su disco del ‘comeback’ suena a un mal chiste. Sin embargo, la “princesa del pop” logra lo que no consiguió con su gran tropezón musical, “Britney Jean” (2013): vitalidad. Desde el primer single “Make Me…”, la Spears por fin parece entregada, moderna y creativa. Sale de su zona de confort y experimenta por ritmos más pausados, pero que de igual manera no dejan de ser bailables.
Es cierto, Britney no está inventando ninguna fórmula, pero con nueve discos a cuestas y más de 18 años en la industria, tampoco lo necesita. “Glory” es un álbum esencial, lujurioso y fácil de consumir, pero lo malo es que lo mejor está en la edición Deluxe: “If I’m Dancing” y “Change Your Mind (No seas cortés)” podrían haber sido excelentes singles.
Lady Gaga – “Joanne”
Desde el fiasco comercial y en crítica que resultó ser “ARTPOP” (2013), Lady Gaga ha intentado alejarse de las pretensiones y ha sabido llevar su carrera a lugares más seguros (o arriesgados, según se mire), como su aplaudido álbum junto a Tony Bennett o su alabada presentación en los Oscar 2015. En “Joanne” (2016), su último disco en estudio, la Germanotta ya no es esa quimera pop llena de imposibles estilismos que se transformaba al ritmo de “Bad Romance”, sino una especie de diva del country-pop-rock (?) que abre su corazón para mostrar su disco más personal.
El problema es que Gaga vuelve a quedarse en el personaje, y “Joanne” solo le sirve para retarse a explorar nuevos géneros. La variedad de ritmos hace que el concepto del disco camine hacia un collage difuso y quede como un buen intento de reinvención, solo eso. Entre lo mejor “Diamond Heart”, “John Wayne” y “Hey Girl”. !function(e,t,n,s){varInfogramEmbeds“,o=e.getElementsByTagName(t),d=o[0],a=/^http:/.test(e.location)?”http:“:”https:“;if(/^/{2}/.test(s)&&(s=a+s),window[i]&&window[i].initialized)window[i].process&&window[i].process();else if(!e.getElementById(n)){var.createElement(t);r.async=1,r.id=n,r.src=s,d.parentNode.insertBefore(r,d)}}(document,”script“,”infogram-async“,”//e.infogr.am/js/dist/embed-loader-min.js“);