Son RM, Jimin, J-Hope, Suga, Jin, V y Jungkook. Aunque a muchos aún no les suenen, estos siete jóvenes del grupo BTS han logrado llevar el K-Pop surcoreano a nuevas cotas, hasta el punto de convertirse en la primera banda asiática verdaderamente global.
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El reciente 2018 fue año de récord absoluto para esta “boyband”; entre otros hitos lograron ser el primer conjunto surcoreano nominado para los Grammy y convertirse en el primer artista que, sin cantar en inglés, corona jamás la lista Billboard de ventas estadounidense.
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Se veía venir cuando debutaron sobre un escenario en Estados Unidos a finales de 2017 y la gente quedó pasmada cuando sus seguidoras -éstas son mayoritariamente mujeres- comenzaron a entonar a coro las letras en un idioma tan distante de las lenguas occidentales como es el coreano.
El éxito de BTS no solo en EEUU (agotaron en menos de diez minutos las entradas para sus conciertos del año pasado en Londres, París o Berlín) ha llevado a la BBC a llamarlos “los Beatles del siglo XXI” ante el frenesí que generan y que tanto recuerda a la Beatlemania de los 60.
La banda, formada en 2013, se pasea hoy por escenarios de medio mundo y por estudios televisivos como los de Good Morning America y Ellen Degeneres en EEUU o Graham Norton en el Reino Unido.
Esto, impensable hace poco para una banda asiática, los convierte en los primeros en lograr que un producto K-Pop supere los círculos de fanáticos de la cultura popular surcoreana y alcance al público generalista en medio mundo.
A simple vista BTS presenta los ingredientes de otros grupos de K-Pop (son jóvenes, apuestos, usan estilismos llamativos y su sonido pegadizo fagocita sin complejos influencias que van del trap al son latino), lo que induce a preguntarse qué los ha llevado mucho más lejos que al resto.
“Su dedicación al mantener a sus fans al día en las redes sociales es impresionante y es importante a la hora de haber construido una enorme base de seguidores”, cuenta a Efe la estadounidense Jenna Gibson, pródiga articulista de K-Pop.
En 2018 BTS fue el usuario de Twitter sobre el que más se tuiteó por segundo año consecutivo y además fue autor del tuit más “gustado” del año.
También por segundo año seguido arrebataron el premio Billboard al mejor artista en redes sociales a Justin Bieber, que lo había ganado siempre hasta 2016.
Para entender su relación con las aficionadas sirve como ejemplo lo sucedido cuando en 2017 recibieron en Las Vegas este galardón por primera vez: en vez de salir a celebrarlo en la ciudad del pecado se fueron directos al hotel a compartir por vídeo la victoria con sus seguidoras, que responden al nombre de ARMY (traducible como legión de seguidoras en español).
Las ARMY son otra parte indispensable de la ecuación para entender la “BTSmania”, explica Gibson.
“Muchos grupos de fans organizan eventos y trazan objetivos con cada nuevo sencillo, pero ARMY lo lleva a otro nivel”, cuenta al detallar como, por ejemplo, en EEUU unidades regionales de seguidoras se organizaron para llamar a estaciones de radio locales y lograr que acabaran pinchando temas del grupo.
Pueden parecer minucias, “pero al amplificarlo a infinidad de grupúsculos locales, su fuerza puede ser increíble”, añade Gibson, que, no obstante, insiste en puntualizar que “al final, todo se reduce a la excelente música y actuaciones del grupo”, sin las cuales BTS no arrastraría a la gente.
En este sentido, Gibson recuerda que sus canciones tocan temas que van desde el estrés académico que sufren los adolescentes surcoreanos al empoderamiento femenino, algo inédito en el país asiático y que puede responder a que la agencia que creó y gestiona al grupo no es ninguna de las tres grandes del K-Pop.
La empresa, Big Hit, que solo lleva a otro grupo recién lanzado y a un solista, ha parecido mostrarse más libre a la hora de experimentar musicalmente y en mercadotecnia.
Y ante todo ha logrado que en una industria como la surcoreana, en la que pocos grupos sobreviven al éxito, la banda no se haya separado en cinco años pese a la enorme presión -en este caso, a nivel global- que soportan estos siete jóvenes que apenas superan la veintena.