FRANCISCO MELGAR WONG
El Emerson String Quartet es una de las agrupaciones más reconocidas en el mundo de la música clásica. Aprovechando su próxima presentación en Lima, como parte de la Temporada 2014 de la Sociedad Filarmónica de Lima, El Comercio conversó en forma exclusiva con Eugene Drucker, músico que alterna el primer y segundo violín en el aclamado cuarteto.
El concierto del Cuarteto Emerson en Lima empezará con el “Cuarteto para cuerda. Op. 20 No. 3” de Haydn. ¿Qué nos puede adelantar de la interpretación que harán de esta pieza?Los cuartetos de Haydn siempre están en nuestro repertorio. Haydn fue el fundador del género, y siempre hay cosas nuevas que pueden encontrarse en sus obras. El cuarteto que vamos a interpretar pertenece al primer conjunto de su obra, que tiene seis cuartetos considerados plenamente maduros. Este conjunto de obras, Op. 20, y el siguiente, Op. 33, tuvieron una gran influencia en Mozart. Creo que estos cuartetos, y todos los que escribió después, son muy importantes para la historia del cuarteto de cuerdas.
¿Qué conexión encuentra entre esta pieza y las otras dos que integran el repertorio de este concierto?El cuarteto de Haydn está en una escala menor, por lo que es bastante serio, y “La muerte y la doncella” de Schubert también está en una escala menor. Cuando escribió “La muerte y la doncella”, Schubert tenía 27 años y se confrontaba con la idea de la muerte. Quizás porque acababa de recibir un diagnóstico de sífilis y en esos días no había antibióticos. Es decir, si tenías sífilis, tarde o temprano esta te mataba.
¿Cómo se expresa la idea de la muerte en la obra?Para el movimiento lento del cuarteto Schubert tomó la melodía de una canción que había escrito unos años antes, llamada “La muerte y la doncella”, donde hay una confrontación entre una joven y una figura alegórica de la muerte. Aquí la muerte tiene una cualidad seductora, y convence a la chica de irse con ella. En la canción, y también en el cuarteto, hay una melodía sombría que representa este encuentro y que, al final, pasa a una escala mayor que creo representa la dulzura en sucumbir ante la muerte. Creo que esta dualidad con respecto a la muerte, con su capacidad de asustar y seducir, está explorada de forma muy lograda en el curso de este movimiento.
Entre ambas piezas interpretarán un cuarteto de Britten. ¿Por qué eligieron ponerlo justo entre las obras de Haydn y Schubert?Las texturas de los cinco movimientos del cuarteto de Britten varían enormemente. Creo que ofrece un hermoso contraste entre los otros dos cuartetos.
El cuarteto de Britten también posee una atmósfera sombría que lo emparenta con los de Schubert y Haydn, ¿no es verdad?Sí. El “Cuarteto para cuerda No. 3” de Britten también está influenciado por la atmósfera de la muerte. Benjamin Britten lo escribió solo un año antes de su muerte. En el quinto movimiento cita a su ópera “Muerte en Venecia”, basada en la novela de Thomas Mann. Creo que Britten tenía un gran sentimiento de identificación con el protagonista de la novela de Mann, porque Britten fue un homosexual enormemente atraído por los adolescentes y esto puede haberlo llevado a identificarse con el personaje de la novela, Aschenbach, quien se enamora de Tadzio, el joven y hermoso joven polaco que conoce en Venecia.
Hemos hablado de música de forma muy técnica. ¿Es válido hablar de música hablando un lenguaje que no sea técnico, sino emociona, tal como hace la mayoría de personas?Creo que la música tiene un fuerte impacto emocional. Y también creo que es importante no asignar un significado fijo a las obras musicales. Algunos pueden disfrutar más de una obra que otros. Uno puede decir que una pieza es deprimente y otros pueden decir que a pesar de ser triste, la pieza está llena de vitalidad. La gente puede no estar de acuerdo, pero de eso se trata ir a un concierto, de intercambiar impresiones. Un concierto es una experiencia comunal.