En el mundo del espectáculo no se habla de otra cosa que del videoclip “Apes**t”. El último fin de semana, Beyoncé y Jay-Z (sociedad conocida hoy como The Carters) sorprendieron con el estreno en YouTube de este trabajo audiovisual.
“Apes**t” es una pieza artística en medio de obras maestras resguardadas en el parisino Museo del Louvre. La imagen de los esposos, dando la espalda a la famosa “Monalisa” de Leonardo da Vinci, se transforma en un ícono pop genuino y sofisticado, ante la mirada de los críticos de arte y puristas que se preguntan cuánto pagó la pareja para convertir el museo en un espacio más mundano para el espectáculo.
El diario “The New York Times” reveló que la sesión de The Carters no ha sido la primera ni será la última: en el Louvre se han realizado por año más de 500 sesiones como esta. “Mujer Maravilla”, “50 sombras liberadas” y “Los pitufos 2” son algunas películas que han utilizado estas famosas instalaciones. El alquiler de estos espacios cuesta alrededor de US$17.500 por un día de grabación. Con esto, el Louvre pretende recuperar parte de los ingresos que perdió tras la crisis turística causada por los ataques terroristas en la Ciudad Luz.
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“Beyoncé y Jay-Z han visitado el Louvre cuatro veces en los últimos diez años”, ha explicado un representante del museo en una entrevista con Vulture. “Durante su visita en mayo del 2018, nos explicaron la idea del rodaje. Las fechas tope estaban muy al límite, pero desde el Louvre fuimos convencidos rápidamente porque la sinopsis [del video] demostraba un apego real con el museo y sus obras”.
MÁRKETING DE MUSEOSLo que han hecho Beyoncé y Jay-Z en el Louvre no es el único ejemplo. El MET de Nueva York habría recibido una donación de US$1 millón por acoger el rodaje de “Ocean’s 8” durante dos semanas y media. Otros museos también ofrecen servicios, como cenas (en The National Gallery de Londres cuesta US$9.500) o bodas (en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, por US$250 mil).
“Es una actividad válida que los museos busquen otras fuentes de financiamiento, utilizando los espacios que tienen, mientras no se ponga en riesgo el patrimonio cultural y artístico, y que no se interrumpan las actividades de educación y curatoriales”, comenta la especialista en museos Ana Alemán.
En el Perú, el Museo Pedro de Osma y el Museo de Arte de Lima alquilan sus instalaciones –pero no sus salas de exposición– por S/25 mil. “La mayoría de museos que apelan a estos servicios son conscientes de los parámetros de seguridad”, reconoce Alemán.
Lo de Beyoncé y Jay-Z ha sido un gran golpe comercial que también beneficiará al Museo del Louvre de una u otra forma. Estos espacios necesitan mantenerse vivos y ser visitados por públicos que quizá no frecuentan normalmente los museos. Todos aquí salen ganando.