FRANCISCO MELGAR WONG
En 2001 The Strokes era la banda más importante del mundo. En esa época, el grupo liderado por el cantante Julian Casablancas acababa de lanzar “Is This it”, un extraordinario álbum de rock and roll en estado puro. El disco, editado por el sello RCA, replanteó los mejores momentos de la escena protopunk neoyorquina de los años 70 para una nueva generación, que convirtió las canciones de la placa en la hedonista banda sonora de sus disipadas vidas.
Después de un excelente aunque subvalorado segundo álbum, los Strokes hicieron tres discos mediocres en los que perdieron la frescura que habían logrado captar al inicio de su carrera. Problemas de drogas y de ego acabaron por distanciar a los integrantes de la banda que en la actualidad casi no se hablan.
Pero existe un disco perdido en la carrera de los Strokes en el que aún se puede encontrar aquella magia de sus dos primeros álbumes. Se trata de “Phrazes for the Young”, el álbum solista que Julian Casablancas lanzó en 2009.
Aunque pasó prácticamente desapercibido, “Phrazes for the Young” es un disco que ningún seguidor de The Strokes (o del rock alternativo contemporáneo, a secas) debería dejar pasar. Los puntos en común con los dos primeros discos de Strokes son evidentes; en especial las inolvidables melodías vocales que tienen la propiedad de ser vulnerables y altaneras al mismo tiempo. Mucha de la frescura y la inmediatez del disco residen en esta capacidad de Casablancas de lanzar una línea vocal memorable tras otra.
Pero son las diferencia entre “Phrazes for the Young” y los dos primeros discos de The Strokes lo que lo hacen un disco aún más interesante de lo que aparenta. Y es que detrás de la sintonía inmediata que uno puede establecer con la entrega vocal de Casablancas, su disco en solitario no es la despreocupada celebración de la juventud que proclamaban los Strokes en su mejor momento.
Por el contrario, “Phrazes for the Young” está lleno de declaraciones de melancolía, de amistades perdidas, de heridas que una noche en el bar no podrán cerrar. Si “Is This It” y “Room on Fire” eran discos de una pandilla de hedonistas nocturnos, el disco en solitario de Casablancas, es un disco de resaca, tal como “Berlin” lo fue para “Transformer” (Lou Reed) y “This is Hardcore” para “Different Class” (Pulp).
El hecho de que no sea un disco de baladas tristes, sino de joyas en miniatura de post punk veloz y desquiciado, solo evita que el disco caiga en la victimización y la lástima. Y lo convierte en un vinilo rabioso y sediento de venganza. “Phrazes for the Young” es una pequeña obra maestra del rock alternativo de nuestro tiempo que no debería ser olvidada. Y el mejor disco que los Strokes (en conjunto o en solitario) han hecho desde su álbum debut.
Vale la pena mencionar que Casablancas fue parte del contingente de invitados de “Random Access Memories”, la placa más reciente de Daft Punk, en la cual canta el tema “Instant Crush”, cuarto sencillo del álbum. En todo caso, si en su concierto en Lima Casablancas no interpreta nada del repertorio de The Strokes, sino solo canciones de “Phrazes for the Young”, no tendríamos nada que lamentar.
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