Carlos Loza Arellano, uno de los pioneros en la difusión de la música salsa en nuestro país, falleció la tarde de ayer en el Hospital Daniel Alcides Carrión a causa de un paro cardíaco derivado por complicaciones con la diabetes.
Fue el último viernes que el popular “Caribe soy” entró en un coma profundo para no volver a abrir los ojos. Esos ojos que a inicios de la década del 60 vieron llegar los buques que anclaban en el puerto del Callao, trayendo la pegajosa música llegada de Cuba, Puerto Rico y Nueva York y que él y su amigo Lucho Rospigliosi Carranza se encargarían de difundir.
Hasta su casa ubicada en la avenida Buenos Aires 850, en el Callao, llegan desde anoche familiares, amigos y conocidos para participar del velorio. El adiós a Carlos Loza Arellano será mañana al mediodía cuando sus restos sean enterrados en el cementerio Baquíjano y Carrillo.
En una entrevista brindada a “El Comercio” en febrero de 2013, meses antes de ser diagnosticado de diabetes, Loza, a manera premonitoria sugería: “Ya estamos por partir y no hay ninguna actitud positiva. Tengo dos canciones que quiero que me escriban en mi epitafio: ‘No me llores’ de Ismael Miranda y ‘Veinte años’ de Omara Portuondo.”
Contenido Sugerido
Contenido GEC