Es curioso el efecto de la distancia: a veces es necesario estar lejos de casa para toparse un día, de manera inesperada, con alguna verdad que nos revela un aspecto nuevo de nuestra propia identidad. Eso lo sabe bien Liana Cisneros, quien tuvo la oportunidad de reencontrarse de manera indirecta con el Perú cuando visitó, en el 2012, el Alpentöne, el festival de música más importante de los Alpes. Ahí descubrió no solo el encanto ancestral del folclor de aquella región, sino también algunas de las conexiones sorprendentes que hermanan esta cultura y la andina.
“Es maravillosa, por ejemplo, la similitud entre el cuerno alpino y el yungur, un instrumento procedente de la cultura Wanka”, nos dijo Cisneros hace unos meses, cuando la entrevistamos a propósito del lanzamiento de un CD que reunió los registros de la primera edición del Festival Internacional de Música de Alturas (FIMA), que fundó en el 2014. “Estos instrumentos de casi tres metros de largo, desarrollados de manera independiente, se parecen a su vez al cuerno himalayo, que suele usarse en ceremonias religiosas budistas”, observó en ese entonces.
Es precisamente ese deslumbramiento inicial el que la motivó a crear el FIMA, un encuentro dedicado a difundir lo mejor de la música proveniente de las regiones montañosas del mundo entero. Pero las conexiones no se detienen ahí, y Cisneros se ha propuesto seguirlas explorando en la próxima edición del festival, que se realizará primero en Lima, del 11 al 13 de marzo, y luego en Cusco y Cajamarca, entre el 15 y el 17 de ese mes.
VÍNCULOS ENIGMÁTICOS“Nos encontramos con que dos países de montaña, como Suiza e India, traerán a la segunda edición del FIMA el mismo instrumento, aunque en versiones de diferente tamaño y técnica interpretativa”, revela la directora del festival. En efecto, el dulcimer alpino, que llegará al encuentro de la mano del músico Roland Küng, es muy similar al santur indio, que tendrá como exponente al virtuoso Bipul Ray, una verdadera celebridad de la música clásica de su país. Estos soberbios instrumentos de cuerdas percutidas tienen, después de todo, una raíz común: el salterio, cuyo origen se remonta a la Grecia antigua.
El yungur, por otro lado, no es el único instrumento peruano emparentado con el cuerno alpino: también lo es el clarín cajamarquino, que tendrá una presencia en el festival gracias a la participación del grupo Serranova, cuyo sonido parte de la fusión de instrumentos tradicionales del Ande, como la caja y la antara, con el folclor latino contemporáneo.
También participará en este encuentro el Dúo Botasso, formado por los hermanos Nicolò (violín) y Simone Botasso (acordeón diatónico), quienes traerán desde Italia composiciones propias y reinterpretaciones de temas folk de la región alpina; así como el cantante aimara argentino Tomás Lipán, reconocido tanto por sus contribuciones a la difusión del folclor de su país como por sus actuaciones en las películas “El destino” de Miguel Ángel Pereira y “Nacido y criado” de Pablo Trapero; y el austríaco Matthias Loibner, excepcional intérprete de la viola de rueda, un instrumento medieval que este músico ha sabido integrar al mundo del jazz y de la electrónica.
En suma, será un encuentro en el que la tradición y la innovación se darán la mano,y una ocasión para repensar lo propio desde los ecos de la lejanía.