Tenía 90 años pero una vida de leyenda. Se cumple un año del fallecimiento del genio embravecido de la guitarra. Don Óscar Avilés Arcos, patrimonio musical de la nación. Hoy se anuncia “Avilés Rockstar”, alguna manera de homenajearlo desde la visión de los jóvenes.
Pero lo suyo era la genialidad total. En la técnica para la ejecución de armónicos, acordes, arpegios y escalas. Era, como el propio Avilés dijo en vida, “el afiatamiento y disciplina de las voces en grupos como Los Morochucos”, donde se distingue a Alejandro Cortez y Augusto Ego Aguirre, aun cuando cantaban en simultáneo.
Además, en atribuirse un repertorio específico como ocurre con Los Morochucos en 1962, cuando el trío impone lo que hasta ahora se considera el tema más vendido de música criolla: “Cuando llora mi guitarra”, original de Polo Campos.
Y también era Fiesta Criolla, su proyecto más ambicioso. “En tres meses, luego de mucho ensayo, nos pusimos en el primer lugar”.
Avilés aprendió de los guitarristas victorianos, de las pausas y que llevaría a Chabuca Granda decir que “lo mejor que hace Avilés es lo que no hace”.
Óscar Avilés aprendió en los Barrios Altos, en Cinco Esquinas y La Huaquilla. Jaraneó con los maestros de la marinera limeña como Manuel Quintana 'Canario Negro', con los inmortales hermanos Augusto y Elías Ascuez.
Era de los pocos que respondían los cantos de jarana que opinía otro gigante de la música peruana, el maestro Abelardo Vásquez.
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(Tráiler de “Rockstar Avilés”, documental sobre Óscar Avilés)