Salim Vera, la reconocida voz del rock nacional e integrante del grupo Libido, llega a la entrevista en shorts y usando lentes. No sorprende que sea tan puntual y abiertamente habla de religión, marihuana, amor y claro de su enemistad con su ex amigo y “hermano”, Toño Jáuregui.
El periodista Luis Francisco Palomino, autor de “Salim Vera, biografía autorizada”, cuenta en su libro tus intenciones de ser sacerdote ¿Qué hubiera pasado si decidías continuar?Yo creo que igual me habría salido, en esa época muchos sacerdotes ordenados colgaban los hábitos. Estuve cuatro años en el claustro, pero pienso que el celibato absoluto no es un buen camino. Renunciar a la sexualidad es una falta de respeto a la naturaleza.
Y por otro lado siguen saliendo casos a la luz de pederastia por sacerdotes...La religión sigue reprimiendo a las personas respecto a su sexualidad, es doble moral, porque la pederastia lo convierten en un negocio. No hubiera resistido seguir, porque la religión impide que te cuestiones cosas, te vuelve borrego. Ahora yo soy más ateo que el mármol.
Es por esa época también que conoces a Toño Jáuregui y empiezan a compartir sus primeras experiencias… A él lo conozco antes de entrar al claustro, y cuando aún éramos vírgenes. Mi primera experiencia sexual la tuve a los 23 años y se la conté a Toño, fue tardía porque había estado en el claustro. Ambos éramos bien musicales y al conocernos tuvimos una química brutal. Siento que Toño fue el enlace y gancho con la vida que tengo ahora.
¿Queda algo de cariño?No queda nada, Toño fue volviéndose más director, controlador y productor. Él ha tenido conversaciones solo con Manolo. Toño se fue de Libido, nadie lo echó.
¿Si algún día te busca lo recibirías?Sí lo recibiría, pero no creo que eso pase porque es igual de orgulloso que yo. Yo rescato de Toño su perseverancia para lograr sus objetivos musicales, que haya visto mi talento como cantante, pero no lo extraño y tampoco creo que él a mí.
¿Te molesta que te califiquen de soberbio?Es que soy soberbio, pero buena onda. No considero que el ego tenga que ser tu peor enemigo, yo estoy convencido que soy buen cantante. Del 10 al 9, yo me pongo un nueve y medio. La vida es una sola, yo soy un tipo intenso, no uno a medias. Me siento un chiquillo eterno, no de 48, creo que tengo 30, la vejez, ni la observo, ni la siento.
¿La mejor voz del rock nacional?(Lo piensa) Creo que sí, tal vez en mi género. Wicho García también es muy bueno.
Musicalmente, ¿en qué etapas consideras que estás?En la mejor de toda mi carrera y vida. El próximo año 'Libido' sacará un nuevo disco, la banda está sólida, seguidos tocando unos clásicos. Estamos en buena relación con Jeffry Fischman (Ex baterista de Libido) y Manolo Hidalgo y yo tenemos un proyecto con él, paralelo a Libido, será un grupo aparte.
En tu biografía hablas abiertamente de la marihuana, ¿la consumes aun cuando estás en el escenario?La fumo de vez en cuando, especialmente para componer, creativamente me hace muy bien, pero en los conciertos jamás, en el escenario me gusta estar absolutamente sobrio. No sé, porque la gente la demoniza, no estoy de acuerdo con las personas que dicen que es drogadicto el que fuma marihuana.
A puertas de cumplir los 50 años ¿sigues descartando la paternidad de tu vida?Mi familia siempre ha sido disfuncional, mi padre se fue cuando estaba chico, éramos 8 hermanos y pasábamos hambre, eso me ha marcado, crecí no queriendo tener hijos. No siento emoción por el tema de la paternidad. Hace dos años estoy divorciado, algún día cuando me enamore la chica con la que esté tendrá que entender que soy ateo, vegano y no quiero tener hijos. ¿A alguien podrá gustarle eso?
El periodista Luis Francisco Palomino ha escrito el libro “Salim Vera, biografía autorizada” (La Nave, 2018) donde revela detalles inéditos de la vida del líder de Libido.