La Asociación de Artistas Aficionados es, en todo sentido, una escuela para los teatristas. En su tradicional local del jirón Ica, en el Centro de Lima, no solo se dictan talleres, sino que se permite que los nuevos directores y dramaturgos monten sus primeras obras. Aprender y hacer.
Por esa razón, Ximena Arroyo, su directora, es una voz autorizada para hablar de lo positivo que dejó el 2018 y de los retos que los jóvenes deben asumir para llegar a hacer buen teatro.
Al respecto, ella comenta: “Lo primero que hay que decir es que hay muchas ganas de hacer y eso ya es un montón. Creo que la única forma de mejorar nuestro teatro es haciéndolo, y considero que, en términos generales, hay propuestas muy interesantes porque, además, ahora esto se toma como una carrera. Los chicos son más avezados que antes”.
Pero también hay detalles que superar. “Tengo inquietudes con respecto a la gestión de públicos. Creo que es un punto flojo. Es necesario encontrar formas innovadoras para llevar gente al teatro, cosas que vayan más allá de hacer campañas de Facebook y que pasen, tal vez, por hacer conversatorios, por ejemplo. También creo que falta rigurosidad y profundidad en las investigaciones que sustentan los montajes. Finalmente, creo que faltan espacios para vernos y conocernos. Todos luchamos por hacer obras, pero no hay nada que nos invite a ver lo que hacen los otros”, anota Arroyo.
SALIR DE LA TORMENTAEste no ha sido un año sencillo para la AAA. El 2018 comenzó con un grave problema: trataron de arrebatarle la sede que ocupan desde 1943 valiéndose de argucias legales. Después de varias movidas que incluyeron renovar el convenio con la Beneficencia de Lima –ente que le alquila el predio–, parece que todo mejorará. Arroyo anota: “El proceso que inició [la persona que trató de desalojarlos] ha quedado sin efecto. Pero es una larga historia y ahí seguiremos, con miedo, porque ahora, con la nueva gestión municipal, cambiarán a los gerentes y tendremos que estar más presentes que nunca”.
Pero esa no fue la única mala noticia: este año le dijeron que ella, por ser mujer, no podía interpretar a uno de los personajes de “Buscando a Godot” de Samuel Beckett. “No sé en qué se basó la asociación que resguarda los derechos de Beckett para decir que una mujer no puede interpretar un personaje de hombre. Cuando la estrenamos en el 2017, pedimos los derechos y nos los dieron, pero creo que todo cambió por una puesta en escena en Argentina. Nosotros queríamos presentarnos en el Festival de Artes Escénicas de Lima con esta obra y nos dijeron: 'No hay problema, mientras nos aseguren que todos los actores son hombres'. Nosotros les contestamos, pero nuestra propuesta no cumplía con lo que ellos querían. Su explicación fue que los herederos de Beckett no lo permitían”.
Felizmente para el público eso no ha mellado las intenciones de Arroyo de montar la obra. Ella afirma que, si bien acatarán la regla y no la pondrá en temporada, sí la seguirá paseando por colegios, pues para ello no se necesita de dicho permiso.
LO QUE SE VIENELa AAA tiene casi terminada la lista de obras que montará en el 2019. Según Arroyo, la que romperá fuegos será “Las brujas de Salem” de Arthur Miller, que llegará a escena en la segunda quincena de marzo a cargo de Manuel Calderón. Le seguirá “Fuenteovejuna” de Lope de Vega, que se montará en los primeros días de mayo bajo la dirección de Omar del Águila.En junio será el turno de “Bagua”, obra inédita de Sara Joffré que se estrenará gracias a un trabajo en conjunto de Espacio Libre, el Club de Teatro de Lima y la AAA. La dirigirá Diego La Hoz.