Las palabras tienen el poder de destruir y de sanar. Pero ¿qué pasa cuando estas se tergiversan? En la versión contemporánea de “La Cenicienta” escrita por Joël Pommerat, la historia parte de un malentendido y de un hecho que casi no es tomado en cuenta por el relato de los hermanos Grimm. Cecilia, el personaje principal, cree escuchar a su madre enferma hacerle un último pedido que jura cumplir. Desde entonces aquella promesa se convierte en el constante recuerdo de un doloroso momento y en el mayor impedimento para que la jovencísima muchacha, como es llamada en la obra, continúe con el normal desarrollo de su vida. El director Gilbert Rouvière comenta al respecto que “en esta versión hay zonas oscuras que no se han tocado antes. Ahonda en la aceptación del duelo y trabaja mucho sobre el inconsciente. Pero no es una obra de teatro triste por hablar de la muerte, sino que la vemos como un evento inmenso que pasa en la vida todas las personas y los intentos por sobrellevarlo. Tiene mucha alegría y humor”.
"Creo, al igual que Pommerat (dramaturgo francés), que el primer deber del teatro es no aburrir al espectador”.
El elenco de la puesta en escena con la que se celebra los 10 años del Centro Cultural de la Universidad El Pacífico combina la experiencia de actores como Miguel Iza (padre), Ebelin Ortiz (madrastra) y Manuel Gold (príncipe/hada), con la talentosa juventud de Tania López (Cenicienta), Amaranta Kun (hermanastra mayor) y Lilian Schiappa-Pietra (hermanastra menor). Mención aparte merece el director del centro Sergio Llusera, quien se luce interpretando al Rey.
Vuelta de tuerca
El giro del cuento hacia la actualidad es posible, como afirma Rouvière, gracias a que es una narración universal. “Desde el inicio he hablado con los actores de un realismo onírico. Lo interesante de adaptar este clásico es que, como todos lo conocemos, se puede tocar otros aspectos. Esta Cenicienta no es como la imagen que nos ha dado Walt Disney. Tiene que ver más con el psicoanálisis, pues como en todos los cuentos de hadas hay un montón de cosas escondidas detrás. Aquí se habla de la reacción ante la muerte, del deseo, de la culpa, de la ambición y por supuesto del amor”. La fascinación del director francés por estas historias empezó durante su adolescencia, cuando se iniciaba en el teatro, pero tuvieron que pasar 40 años para que por fin encuentre un texto dramatúrgico que lo anime a llevar a escena uno de ellos. “La Cenicienta pertenece al imaginario colectivo y nuestra labor es sacar de la mente de la gente esos clichés con los que nos hemos quedado y ofrecerle al público un mundo diferente. Creo, al igual que Pommerat, que el primer deber del teatro es no aburrir al espectador”.
Hace hincapié, además, en la capacidad del dramaturgo para jugar con los códigos del cuento. Allí tenemos, por ejemplo, que el zapato encontrado no pertenece a Cenicienta y que el final feliz junto al Príncipe prescinde del casamiento.
Lugar: Teatro de la Universidad del Pacífico. Dirección: Jr. Luis Sánchez Cerro 2121, Jesús María. Temporada: hasta el domingo 18 de diciembre. Horario: jueves, viernes y sábados a las 8:30 p.m. y domingos a las 7 p.m. Entradas: Joinnus.com
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