La escena que más le gustó hacer en “The Young Pope”, la serie de Paolo Sorrentino para HBO, no quedó en el corte final del episodio. “No es necesario que menciones el apocalipsis de Juan, yo solo pregunto si es muy riesgoso tomar agua de aquel bidón. Un poco de caridad humana, por favor”, tenía que decir en italiano. Ramón García compartió cámara con Jude Law y recibió múltiples felicitaciones del director ganador del Óscar, pero meses después conversa con El Comercio en una vieja casona de Barranco, donde ensaya su próxima obra de teatro.
El lugar pudo haber cambiado, pero la dedicación del actor y su entrega a su personaje permanece. “Leo mucho las obras en las que estaré. Me preocupo por encontrar los niveles de contenido que tiene. Los matices, la intencionalidad del texto. Lo que motiva mi personaje. Y lo último que hago es memorizar la letra”.
►Ramón García: “Jude Law es un tipazo y sabe dónde está parado”
— ¿No sintió la pegada de pasar de grabar en Roma con Paolo Sorrentino a ensayar en una casona y subirse al escenario del Icpna?
No, para nada. Haber ido a Roma es lo raro, esto es lo cotidiano. Como dice la gente, este es mi barrunto. El escenario chiquito, la falta de cosas, el poner de la tuya para comprar algo. Es lo nuestro. Yo aprendí a jugar pelota con un trapo. De eso no me olvido.
— Pero un actor que regresa al Perú después de grabar con Paolo Sorrentino y Jude Law se convertiría de inmediato en un intérprete rankeado. ¿Existe tal cosa?
No... Soy solo un actor que tuvo suerte y lo llamaron. Y grabó más de 15 segundos. Hice el cásting con la mejor voluntad, en ningún momento me hice la ilusión de ir a Europa. Cuando me dijeron de Sorrentino, me dije: “¿Cómo será este señor?”. Era un tipo macanudo, me dio mucha confianza. En varias escenas se acercaba a felicitarme. Hubo una escena especial, que se hizo en español. Mi personaje, Aguirre, tenía una carga, muy parecida a mí. Bonachón, burlón, pero con una convicción muy clara sobre lo que debe hacer un católico. No el cucufato, porque yo soy un pecador, el peor.
— Usted actuó en “The Young Pope”, una serie que de alguna manera humaniza a los sacerdotes, en medio de un momento difícil para el catolicismo. ¿Tuvo problemas con eso?
No, porque dentro de la ficción hubo mucha abertura. Sorrentino es como un mirón, un fisgón, que metió la cabeza en la Iglesia y comenzó a chismear y expresa su visión sobre lo que es la Iglesia.
— ¿Este tipo de series no afecta la imagen del catolicismo? Muchos no estuvieron contentos.
Bueno, les afectará a los obtusos, a la gente que no tiene criterio. Hay limitados en cuanto al pensamiento. Los inteligentes entenderán la historia o simplemente no les interesará. A un amigo mío no le gustó. Y está bien.
— ¿Por qué no eligió una obra de mayor envergadura, teniendo en cuenta que es su regreso al teatro luego de aparecer en HBO?
Si viene una más grande, que venga. Me dio gusto que me llamaran para esta obra. Ya se viene algo con Mateo Chiarella y después hay un par de películas que me han propuesto.
— Muchos actores se la creerían después de grabar con Jude Law y Sorrentino.
Esas son solo circunstancias de la vida, te puede pasar a ti o a otra persona. Uno llegó calato a este mundo y se va calato. Me tocó ir allá, hice lo mejor, estoy acá y, venga lo que venga, haré lo mejor acá. No me creo nada del otro jueves. Hay muchos mejores actores que yo en el Perú que podrían haber hecho un mejor personaje en esa serie.
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“El país de la canela” se presentará del 9 de febrero al 12 de marzo, de jueves a domingo, a las 8 p.m., en el Icpna de Miraflores.Tweets by Luces_ECpe