ALBERTO SERVAT
El escenario es una florería, ubicada en un peligroso barrio. Allí pasan sus días Seymour y Audrey, los encargados del negocio, bajo la vigilancia del señor Mushnik. Un buen día Seymour, un nerd en todo el sentido de la palabra, descubre una pequeña planta a la que bautiza como Audrey II, en honor a su compañera de trabajo. Lo que nadie espera es que la extraña planta se convierta en una criatura carnívora y parlante. Este es el argumento de “La tiendita del horror”.
Fue Roger Corman, el legendario productor de películas baratas de terror, quien escribió el argumento original de esta comedia en colaboración con Charles B. Griffith. Estrenada en 1960, “Little Shop of Horrors” se convirtió en una cinta de culto. Una curiosa mezcla de horror y humor alrededor de un inesperado depredador. En 1982 los compositores Howard Ashman y Alan Meken estrenaron la versión musical en el circuito independiente del teatro neoyorquino. El éxito fue inmediato, creciendo un culto también a su alrededor, aunque no se estrenó en Broadway hasta el 2003. Mientras tanto, ya se había filmado la versión musical en 1987, esta vez bajo la dirección de Frank Oz y protagonizada por Rick Moranis, Steve Martin y Ellen Greene.
¿En dónde radica ese poder de fascinación que ejerce este argumento? ¿Cuál es el punto de atracción para dejarnos seducir por un par de fracasados y una planta carnívora? Difícil encontrar una respuesta. Pero el montaje que dirige David Carrillo capta la esencia del material. Y la ejecución sobre el escenario fluye de tal manera que conquista a la audiencia desde que sube el telón.
David Carrillo y compañía han encontrado aquí el material ideal para el tipo de teatro que tratan de sacar adelante. Una comedia de horror, irónica e imaginativa. Tal vez la mejor parodia del género de horror y que encuentra en la música de Alan Menken una fuerza expresiva incomparable.
De arranque el trabajo de Carrillo cuenta con dos elementos a favor: la correcta elección del reparto y la escenografía, que incluye la creación de la planta carnívora. A partir de esto, el director mueve correctamente sus piezas y las ensambla con tanto cuidado que los números musicales se incorporan a la dramaturgia sin parecer forzados ni ajenos a la trama. Giovanni Ciccia y Gisela Ponce de León, en perfecta comunión, se entregan a sus personajes con tal convicción que es difícil no creer que ellos son Seymour y Audrey. Gisela tiene un ventaja, es excelente cantante, y su interpretación merece quedar registrada en un CD. El personaje le queda a la medida y su transformación es total.
No menos efectivos son Sergio Galliani y Ricky Tosso, quienes además de tener a su cargo secuencias verdaderamente divertidas aportan un conocimiento único de las tablas. Y, claro, el trío compuesto por Shantall Young Oneto, Miluska Eskenazi y Rocío Montesinos le confiere una dimensión musical oportuna al coro que narra la historia.
Lo que falta es afinar elementos de la producción. En primer lugar la iluminación para que sea capaz de enmarcar mejor a los personajes en las diversas escenas. Tampoco los micrófonos contribuyen de la mejor manera porque aunque levantan el volumen no siempre permiten entender las canciones. Dos puntos que no solamente distraen a los espectadores sino también a quienes aparecen en escena.
EL DATO“La tiendita del Horror” se presenta en el Teatro Larco (Av. Larco 1036, Miraflores). Entradas a la venta en Teleticket de Wong y Metro.