Ser el hijo de José Mari Manzanares (1953-2014) fue siempre tarea grande. Pero José María Manzanares ha sabido estar a la altura, a pesar de varias complicaciones. El año pasado, por ejemplo, un problema en un disco intervertebral le provocó un riesgo de tetraplejia. Pero pese a la gravedad de la lesión, nunca pensó en el retiro. “En ningún momento se me pasó por la cabeza. Si alguna vez lo he pensado, ha sido por mis hijos. Pero no por lesiones ni volteretas ni nada”, afirma. Tras algunas operaciones, ha vuelto al ruedo y este domingo estará presente en Acho. Antes de eso, conversamos con él.
— ¿Fue muy pesada la sombra de tu padre?Muchísimo. Y lo sigue siendo. Yo ya llevo 15 años de matador de toros y la exigencia sigue allí, es muy alta. Desde luego que al principio fue mucho más. Empezar sin experiencia, sin técnica, y que te comparen con uno de los toreros más grandes que ha habido, como fue mi padre, se me hacía muy grande. Se sufre mucho, pero aprendes a llevarlo y entenderlo. La comparación es inevitable y de alguna manera tanta exigencia también te ayuda a superarte.
— ¿Y te gustaría que tu hijo siguiera tus pasos?No lo sé. Creo que estaría muy orgulloso, pero sufriría mucho. Sufrí mucho con mi padre. De hecho, pasaba más miedo viéndolo correr a él que yo mismo delante del toro. Cuando estás allí, tú tienes el control de la situación, pero cuando está un ser querido, hay una incertidumbre que es horrorosa. Además es una vida tremendamente dura y sacrificada. Las emociones que sientes delante del toro son inigualables, pero tienes que dejar completamente todo: familia, amistades, aficiones. Si eres capaz de concebir eso, sí merece la pena; si no estás mentalizado, mejor que ni lo intentes.
— Sé que estudiaste un año de veterinaria. ¿No podría eso considerarse contradictorio con ser torero?Me lo preguntan mucho, pero siempre digo que no tiene nada que ver. Solo que si no te gustan los toros, está claro que no lo vas a entender. Nosotros amamos a los animales. Lo que pasa es que nos gusta una cultura en la que hay una lidia de un toro, pero también medimos la bravura, la nobleza y la condición del toro bravo. Para mí no es algo difícil de explicar, pero sí hay que tener la mente abierta para aceptar una cultura de tantísimos siglos y entenderla.
— Y entre prohibiciones, movimientos antitaurinos y demás, ¿cómo ves el futuro de la práctica? ¿Pueden atraer nuevos aficionados?Creo que es una cuestión de educación, de la juventud. Empresarios, toreros, ganaderos, todos tenemos un papel importante allí, sobre todo a la hora de facilitar muchísima información y actividades para que los jóvenes puedan aprender. Ya luego de que conoces el tema tendrás la capacidad de decidir si te gusta o no. Pero para eso hay que tener más información, más presencia en los medios, y que el tema se trate de una manera más respetuosa. También vivimos un momento complicado porque a la fiesta taurina se la está politizando mucho. Y el toreo es apolítico, está al margen de cualquier ideología.
— El peruano Andrés Roca Rey es una de las figuras jóvenes de las que más se habla. ¿Qué sensación te deja?He podido torear bastante con él y definitivamente es un torero con mucha personalidad. Es el único torero joven que se está abriendo camino, y que sigue su propia estela. Con mucho sacrificio está consiguiendo triunfos muy importantes. Y una de las cosas más importantes que tiene es que ha caído muy bien en el aficionado, ya no solo en Sudamérica, sino también en España o en Francia. Que haya aparecido un torero como Andrés es muy importante para todos. Nosotros ya vamos cumpliendo años y necesitamos figuras jóvenes que puedan tirar de la fiesta taurina. Yo estoy muy feliz de que haya aparecido.
DATO:Este domingo 25, desde las 3:30 p.m., por la cuarta corrida de la Feria del Señor de los Milagros, Manzanares se presentará junto a Morante de la Puebla (España) y Joaquín Galdós (Perú) con toros de Puerto de San Lorenzo y Ventana del Puerto. Las entradas se venden en Teleticket.