Una mujer en Irlanda del Norte, Amber Orr de 24 años, experimentó una resaca intensa que posteriormente resultó ser un síntoma alarmante de cáncer. En marzo de 2019, Amber se despertó con un fuerte dolor abdominal y náuseas extremas después de una noche de consumo excesivo de alcohol con amigos. En un principio, atribuyó estos síntomas a los efectos secundarios habituales de una resaca desagradable. Sin embargo, cuando los síntomas persistieron y el dolor se volvió insoportable, su madre la llevó de urgencia al hospital. Allí, los médicos descubrieron que el apéndice de Amber se había roto y procedieron a realizar una cirugía de emergencia para extirparlo.
Sorprendentemente, después de esta cirugía, se descubrió que la ruptura del apéndice estaba relacionada con un tumor canceroso en su abdomen, lo que complicó aún más su situación médica.
No era lo que esperaba
Amber estuvo celebrando en una fiesta con sus amigos en Belfast cuando apenas tenía 19 años, cuando despertó, comenzaron los síntomas propios de una resaca: náuseas, dolor de cabeza, los cuales duraron un par de días.
“Cuando me desperté sintiéndome enferma, le eché la culpa a la resaca. Pero a medida que avanzaba el día, me di cuenta de que no era resaca. Seguía sintiendo un dolor insoportable en el costado y vomitaba”, explicó la joven, según DailyMail.
Tras lo ocurrido, la madre de Amber la llevó al hospital del área de Antrim al darse cuenta que su hija no se recuperaba. En el centro médico, los encargados realizaron algunos estudios durante toda la noche, pensando que su malestar se trataba de una infección urinaria.
No obstante, al cabo de dos días, la llevaron de emergencias para que le realizaran una cirugía en el apéndice, ya que este se había reventado. Cuando la operación había finalizado y su estadía en el hospital también la dieron de alta.
Amber pensó que todo estaría bien de ahora en adelante; sin embargo, luego de dos semanas la llamaron del hospital para pedirle que volviera. En el lugar los médicos le confesaron que tenía cáncer y que el tumor se encontraba en el apéndice antes de que se lo quitaran, pero esta vez se había extendido hasta el intestino.
Un mal que le salvó la vida
Después de que Amber volvió al hospital, los médicos le explicaron que era necesario realizar una cirugía para extirpar el tumor, además, debía llevar quimioterapia para eliminar las células sobrevivientes.
A la joven le extirparon la mitad del intestino en 2019 y afortunadamente se eliminó el cáncer por completo, por lo que ya no necesitó más tratamientos. No obstante, Amber, pese a estar cuatro años en remisión, asegura que su salud mental se vio bastante involucrada.
“No puedo contar la cantidad de horas que pasé llorando y derrumbándome por cómo me hizo sentir el cáncer. Ya sea físicamente, por las cicatrices en mi cuerpo, o mentalmente, por la ansiedad y la depresión por el tratamiento y el miedo a que regrese”, contó. “No te das cuenta de cuánto afecta el cáncer a tu salud mental”.
Amber aconseja realizarse siempre chequeos preventivos para evitar que el cáncer se expanda y toque otros órganos, ya que esto podría terminar en algo mortal.
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