Hajime Moriyasu, el entrenador del seleccionado japonés, volvía este miércoles a Doha para un partido de fútbol. Por su cabeza habrán pasado los recuerdos de un infausto 28 de octubre de 1993. Entonces futbolista, el hoy DT jugaba en el mediocampo de un equipo nipón que tenía como nave insignia al eterno Kazu Miura. Era el último partido de las eliminatorias asiáticas contra Iraq, en el estadio del Al-Ahli, de Qatar. Moriyasu, que llevaba la camiseta número 17, buscaba con sus compañeros la primera clasificación de Japón a un Mundial. Le bastaba una victoria para ir a Estados Unidos 94. Miura había puesto en ventaja a Japón. Iraq empató y Masashi Nakahama anotó el 2-1 para los Samuráis Azules. Sin embargo, cumplido el primer minuto de tiempo agregado, Jaffar Omran, de cabeza, señaló el empate iraquí.
Corea del Sur fue a Estados Unidos en lugar de Japón. Aquello se conoció como “la agonía de Doha”, y atormentó a Moriyasu todos estos años. Hasta hoy.
En la misma ciudad de aquella desgracia, el entrenador japonés dio una lección táctica al cambiar el módulo de su equipo y jugar con un 3-4-3 que desconcentró a uno de los seleccionados más poderosos del mundo: Alemania. Pese a la victoria, conseguida a siete minutos del pitazo final, el entrenador nipón tuvo palabras elogiosas con el fútbol germano. Después de todo, siete de sus futbolistas militan en la Bundesliga y han progresado gracias a la competencia en ese país. “Somos agradecidos y respetuosos con eso. Muchos alemanes han contribuido y nos han ayudado con el fútbol japonés. Hoy Japón ganó, pero Japón quiere continuar aprendiendo de Alemania y el resto del mundo”.
El encuentro de hoy, disputado en el estadio Khalifa, a metros de la famosa academia Aspire, en Doha, quedó en la historia: fue el primero en el que el conjunto nipón consigue dar vuelta el marcador en un Mundial. Y apenas la sexta vez que a Alemania le revierten un resultado en una Copa del Mundo: Suiza en 1938, Suecia en 1958, Inglaterra en 1966, Austria en 1978, Bulgaria en 1994 y Japón en 2022. “Estamos alcanzando el nivel del fútbol mundial. Estamos mostrando al mundo nuestra capacidad y la del fútbol asiático. Cuando concedimos un gol, continuamos. Tuvimos que ser persistentes. Y firmes hasta el último suspiro del partido. Recién ahí pudimos abrazar este momento”, elaboró Moriyasu luego de una de las victorias más importantes de su seleccionado. Luego de una pequeña gran revancha personal en esa capital asiática que tanto dolor le provocó durante su carrera como futbolista.
“Decidimos luchar con tenacidad, lo que nos llevó a la victoria. Luchamos con la fuerza colectiva del equipo, una guerra total”, dijo Moriyasu sobre el partido, citado por el diario japonés Yomiuri Shimbun en su edición online. “Es un momento histórico”, añadió el entrenador nipón.
Moriyasu es un fiel admirador de las hinchadas argentinas. “Espero que podamos aprender más sobre la cultura de estos fanáticos”, dijo en 2015 luego de que su equipo, el Sanfrecce Hiroshima, perdiera contra el River de Marcelo Gallardo en el Mundial de Clubes (1-0, con gol de Lucas Alario). El partido fue en Osaka, Japón, pero hubo 15.000 hinchas millonarios que colmaron el estadio y fueron una verdadera marea humana que llamó la atención del hoy entrenador del seleccionado nipón.
“Doha es un lugar de frustración y tristeza para mí, pero no estoy pensando en venganza”, decía hace unos días Moriyasu, en la previa del Mundial, y a sabiendas de que su lista definitiva de 26 futbolistas tenía algunos hombres tocados y otros que no llegaban en su mejor momento. Y también tuvo lesionados, claro. No pudo contar con Yuta Nakayama, de Huddersfield (segunda división de Inglaterra), por ejemplo. “Mostramos que los futbolistas japoneses mejoraron y pudieron sacar sus verdaderas habilidades”, se jactó Moriyasu en la conferencia de prensa.
El resumen de la histórica victoria japonesa
La última imagen del estadio Khalifa es una pintura de la disciplina oriental: mientras los hinchas nipones recogían papeles, banderas y serpentinas de las tribunas, Moriyasu hablaba con sus futbolistas animadamente en un costado del campo. El DT ya sabía que en la noche de Tokio el triunfo se festejaba con ganas. Y que las redes sociales se inundaban de mensajes pidiéndole disculpas por las críticas anticipadas. “Pensábamos que ibas a perder”, admitieron algunos hinchas japoneses. Qatar, por una vez, les demostró que estaban equivocados. Moriyasu no buscaba revancha, pero la tuvo. Y Doha dejó de ser la ciudad de la agonía.