Su partido logró una victoria aplastante en las elecciones generales del domingo, pero aún así Aung San Suu Kyi no podrá ser la nueva presidenta de Birmania.
La última actualización del organismo electoral indica que el partido de oposición liderado por la premio Nobel de la Paz, la Liga Nacional para la Democracia (LND), alcanzó 348 escaños en ambas cámaras del Parlamento.
Con ello superó los 329 necesarios para tener la mayoría absoluta y tener la capacidad para llevar adelante las reformas que propuso en su programa electoral.
Así, con esa mayoría parlamentarioa el LND podrá proponer dos de los tres candidatos a jefe de Estado y garantizar que uno de ellos lo sea.
El tercero lo propondrán los militares, a quienes por Constitución corresponde el 25% de los escaños.
Sin embargo, Suu Kyi no podrá ser uno de los dos candidatos del LND.
Se lo impide una disposición de la Constitución, redactada por los militares y que muchos consideran hecho a medida justamente para vetar a San Suu Kyi.
Ésta prohibe a cualquier candidato con esposo o descendientes extranjeros acceder a la presidencia.
Y ese es el caso de la premio Nobel: sus dos hijos tienen pasaporte británico.
“Tomaré todas las decisiones”
Sin embargo, ella insiste en estará “por encima del presidente” y, por lo tanto, que será la que tendrá el poder.
“Tomaré todas las decisiones. Es tan simple como eso”, le dijo al periodista de la BBC Fergal Keane en una entrevista.
“Si tengo que encontrar un presidente que encaje con lo que dice la Constitución, lo haré”, añadió.
“Pero eso no me impedirá tomar todas las decisiones, como la líder del partido vencedor”.
Lo de presidente “es solo un título”, insistió.
Y cuando el periodista le preguntó si ese discurso no asustará a los generales con los que tendrá que compartir Parlamento, contestó: “Creo que la transparencia y la responsabilidad son la base de un buen gobierno, el buen gobierno que este país no ha tenido en tantos años”.
Jonah Fisher, el corresponsal de la BBC en Rangún, la ciudad más grande del país y capital hasta 2005, indica que esta postura podría suponerle algún que otro “desafío legal”.
Aunque asegura que la postura de Suu Kyi coincide con la voluntad de los votantes.
“Ella es la que los birmanos quieren”, explica.
Culminación de una batalla
Los resultados de estas elecciones han sido la culminación de la batalla que Suu Kyi comenzó en 1988.
Fue entonces cuando, en un viaje a Rangún para cuidar a su madre enferma, coincidió con el estallido de las protestas masivas contra la junta militar que gobernaba el país desde 1962.
Pronto la hija de Aung San, un general líder de la independencia birmana, se convirtió en la líder de las manifestaciones.
Fue detenida por ello, y puesta en arresto domiciliario, una condición que sufriría intermitentemente hasta 2012.
Sin embargo, eso no la hizo ceder.
Y por ello, por ser “el ejemplo del poder de los que no tienen poder”, le fue concedido el premio Nobel de la Paz en 1991.
En Occidente se la considera un icono de los derechos humanos, aunque varias voces critican su pragmatismo y el hecho de que escogiera el silencio frente a la discriminación y ataques contra ña minoría musulmana rohingya para no arriesgarse a perder su base de religión budista.
El peso de los militares
Sea como sea, a pesar de haber logrado su objetivo y de que el partido de Suu Kyi tenga la mayoría parlamentaria, los militares seguirán siendo sumamente influyentes en el país.
Birmania estuvo gobernada por regímenes militares hasta 2011.
Fue entonces, hace cuatro años, cuando la última de las juntas traspasó el poder a un gobierno civil afín.
Éste empezó a aplicar reformas para implementar una “democracia disciplinada”.
Ahora por Constitución les corresponde una cuarta parte de los escaños de ambas cámaras del Parlamento.
Y con ellos tendrá que negociar ahora el partido de Suu Kyi.