Mientras Rusia anunciaba que estaba “alarmada” por el movimiento de tropas de la OTAN cerca de sus fronteras, el canciller Sergei Lavrov abordaba un avión para comenzar una visita oficial de trabajo.
El destino no era Kiev ni alguna conferencia de paz para resolver las crecientes tensiones entre su país y Ucrania, sino América Latina. Su primera escala: Cuba.
¿Qué hace el encargado de relaciones exteriores de Rusia en esa parte del mundo en momentos en que está produciendo la peor crisis entre Moscú y Occidente desde la Guerra Fría?
La respuesta oficial, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, es que Lavrov visita Cuba, Nicaragua, Perú y Chile esta semana “para profundizar en cuestiones relativas a la cooperación bilateral” y “revisar los acuerdos aprobados” previamente entre Moscú y los gobiernos de esos países.
Asimismo, agrega el comunicado, el canciller “agradecerá personalmente” a los gobiernos de Cuba y Nicaragua por haber votado en contra de la resolución de Naciones Unidas en marzo pasado sobre la llamada integridad territorial de Ucrania, tras las acciones de Moscú en Crimea.
Lavrov permanecerá dos días en La Habana, donde este martes se reunirá con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, y luego se encontrará con el presidente Raúl Castro. Más adelante será recibido en Managua por el mandatario Daniel Ortega y de allí partirá a Lima para reunirse con Ollanta Humala.
El canciller concluirá su gira latinoamericana en Santiago de Chile, donde será recibido por la presidenta Michelle Bachelet.
INFLUENCIA REGIONALEn los últimos años Rusia ha demostrado un creciente interés en ejercer su influencia en América Latina, en particular con los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que fue fundada en 2010 como “alternativa” a la Organización de Estados Americanos (OEA) coordinada desde Washington.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el intercambio comercial de Rusia y nuestra región alcanzó en 2013 US$13.300 millones, con Brasil y Argentina como sus dos principales socios comerciales.
Y en meses recientes se han estado llevando a cabo esfuerzos entre Moscú y los países de la CELAC para facilitar el intercambio de productos y personas con un acuerdo para la no imposición de visados.
Por todo lo anterior, es cierto que un viaje del canciller ruso hacia la región no debería sorprender a nadie. Lo que sí sorprende, dicen los analistas, es que éste no parece ser el mejor momento para que Moscú agradezca personalmente a sus amigos latinoamericanos por su apoyo.
“Claramente se trata de un mensaje para Estados Unidos con una obvia referencia para lo que está sucediendo actualmente con Ucrania”, dice el periodista Famil Ismailov, del Servicio Ruso de la BBC.
“El mensaje para Washington es: 'Tú llegas hasta mis fronteras, yo también puedo llegar cerca de tus fronteras'”.
Según el periodista, Rusia nunca ha recibido positivamente los planes de la OTAN para expandirse hacia el este, a Ucrania y Georgia.
En 2008, el entonces presidente ruso Dmitry Medvedev declaró: “Ningún país estaría contento si un bloque militar al que no pertenece se acerca a sus fronteras”.
“Moscú siempre ha dicho que las acciones en Ucrania fueron provocadas porque la OTAN se acercó demasiado a las fronteras de Rusia, algo que, afirmó, era inaceptable”, comenta Ismailov.
“Ahora Rusia le está haciendo lo mismo a Washington. Le está mostrando que también tiene la capacidad de acercarse a las fronteras de Estados Unidos. Y quizás le quiere recordar lo que ocurrió en los 1960 cuando se vivió la llamada Crisis de los Misiles de Cuba (cuando Estados Unidos descubrió bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano)”, agrega.
“TERRITORIO CONOCIDO”Después de la revolución cubana, la Unión Soviética logró incrementar rápidamente su influencia económica y militar en América Latina. Pero esa influencia quedó socavada tras el colapso soviético.
En años recientes Moscú ha hecho intentos para cambiar esa tendencia. Tal como señala Carl Meacham, director para las Américas del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), con sede en Washington, “incluso cuando Rusia sigue defendiendo sus intereses en su propias inmediaciones... simultáneamente está probando territorios ya conocidos del otro lado del globo, volviendo a visitar a un antiguo vecino: América Latina”.
“Aunque Rusia no ha estado totalmente ausente de la región en los últimos años, declaraciones recientes del ministerio de Defensa ruso han demostrado que ese involucramiento llegó a un nuevo nivel”, agrega el analista.
El año pasado, el ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu anunció planes de su país para construir bases militares en Nicaragua, Cuba y Venezuela. Según Meacham, esto “marca el empeño más directo de Rusia en la región desde el fin de la Guerra Fría”.
Ahora, durante su visita a la región Lavrov podría reforzar las bases de esa cooperación militar.
El año pasado Rusia y Brasil finalizaron un acuerdo para la venta de 12 helicópteros militares rusos con un valor de US$150 millones. Seis meses después el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, volvió a Brasil para finalizar la venta de sistemas de misiles para reforzar la capacidad de defensa del gigante sudamericano con un valor de US$1.000 millones.
En esa misma gira Shoigu también visitó Perú para promover un contrato militar para vehículos blindados para transporte de personal con un valor de US$700 millones.
Y en diciembre Lima anunció que sus fuerzas armadas planeaban adquirir 24 helicópteros militares rusos y abrir un centro de servicio para este tipo de aeronave.
“GIRA CONSPICUA”“Sin duda, existe un claro interés de Rusia en la región”, asegura Famil Ismailov de BBC Rusia, “pero el momento en que se lleva a cabo esta gira es sumamente conspicuo. Y esa es precisamente la intención de Moscú”.
El viaje se inicia el mismo día en que Estados Unidos y la Unión Europea lanzaron otra lista de sanciones a Moscú por lo que -dicen- es “su fracaso para poner fin a la agitación en el este de Ucrania”.
“El mensaje es totalmente intencionado. Pero que su presencia en América Latina tenga la capacidad de presentar una amenaza real para Washington son dos cosas muy distintas, porque sus aliados en la región están viviendo sus propios problemas graves”, afirma el periodista Famil Ismailov.
Pero sea simbólica o no, es muy probable que Washington esté siguiendo muy de cerca los pasos de Rusia en América Latina, asegura el analista del CSIS Carl Meacham.
“Los hechos podrían ser represalias simbólicas y temporales por el involucramiento de Estados Unidos en Ucrania... o podría ser medidas de poder reales en dirección de un mayor cambio estratégico global”.
“Pero de cualquier forma es imperativo reconocer el contexto en el que estos eventos se están llevando a cabo -en particular la naturaleza de las relaciones ruso-latinoamericanas desde el fin de la Guerra Fría- para que podamos entender mejor las potenciales implicaciones para los intereses de Estados Unidos en la región”, afirma el experto.