La dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) elaboró detallados manuales de Operaciones Secretas, en los que recomendó a sus agentes tomar medidas drásticas cuando fuera necesario, incluyendo la vulneración explícita de la ley dentro y fuera de Chile, como confirma uno de esos textos confidenciales, en poder de la agencia DPA.
Los manuales fueron elaborados durante la dictadura por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta del régimen militar, creada hace 40 años a raíz del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente Salvador Allende.
Las técnicas, como en cualquier interrogatorio, varían de acuerdo con las personalidades del agente secreto y el informante, enseña además el documento, de 108 páginas, en cuya portada aparece un puño metálico, símbolo de la DINA.
Dividido en 13 lecciones, el texto abarca temas como misiones secretas, redes de espionaje, comunicaciones clandestinas y elaboración de informes, además de ejemplos de infiltraciones en Estados Unidos, Holanda y Alemania, entre otros países.
CARÁCTER GLOBAL El manual de Operaciones Secretas, entre las que es posible citar como ejemplo los atentados terroristas que la dictadura de Pinochet efectuó en Washington, Roma y Buenos Aires, subraya el carácter global de las acciones del régimen sudamericano.
(Una misión es) Todo tipo de operaciones de Inteligencia, en el país y el extranjero, mediante maniobras ocultas y clandestinas que no produzcan comprometimiento al Estado o sus autoridades, asevera el texto dirigido a suboficiales, tenientes, capitanes y coroneles.
Luego detalla también aciertos y errores de espías que se hicieron célebres operando a favor de los regímenes nazi y estalinista, como Franz von Rintelen, Nora Korzhenko y el británico pro nazi William Joyce.
ENEMIGO INTERNO La presidenta de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos, Mireya García, dijo a DPA que la existencia y contenido de este manual indica que la política represiva fue institucional, conocida por civiles y militares del régimen.
Hasta ahora los civiles que participaron del régimen, como el actual diputado Alberto Cardemil, del partido Renovación Nacional, insisten en que desconocían las violaciones a los derechos humanos, que, según ellos, sólo fueron excesos de unos pocos agentes.
Pero este manual evidencia la siniestra tesis del enemigo interno que dominó a los ejércitos latinoamericanos durante las dictaduras, bajo las cuales toda legalidad quedó suspendida, agregó a DPA la candidata a diputada opositora Lorena Pizarro.
De hecho, el texto recalca la importancia de infiltrar con chantajes y pagos a informantes en los partidos opositores, que incluían desde liberales de derecha hasta sectores marxistas.
El trabajo de Inteligencia, en este campo, va dirigido a detectar y neutralizar a los conspiradores, sostiene sin amagues el documento escrito en papel tipo roneo (craft).
OPERAR FUERA DE LA LEY El manual, fechado en 1976, explica además a los militares chilenos la importancia de operar fuera de la legalidad, quebrantando intencionalmente la ley.
El Servicio Secreto debe aprovechar la ventaja de que la gente piensa que la ley no será vulnerada. Esta creencia nos da la ventaja de vulnerarla, dicta el instructivo militar, que formaba parte de los cursos regulares de la policía secreta.
El académico Danny Monsalvez, que proporcionó el material a DPA, sostuvo que cada una de las lecciones del inédito manual constituye un mini dispositivo del terror.
El material que tenemos a la vista tiene en su portada el rótulo de Secreto 28 y nos permite inferir además que debieron existir otros 27 textos anteriores sobre distintos aspectos de inteligencia, dijo el investigador de la Universidad de Concepción, quien pidió mantener en el anonimato el nombre de quien le entregó el texto.
ACCIONES La dictadura, en la que 38.000 personas fueron torturadas, ejecutadas o desaparecidas, efectuó de hecho todas sus operaciones como parte de sus planes de guerra interna y externa, como revelaron miles de archivos secretos descubiertos por DPA desde 2012.
Las acciones, consideradas un plan de exterminio por organismos de derechos humanos, incluyeron capacitar a represores, formar a miles de funcionarios públicos en asuntos de seguridad y coordinar iniciativas con los viceministros en las sedes de la policía secreta.
También estaba establecido que todos los ministros del régimen recibieran informes diarios de la policía secreta y portaran revólveres comprados con fondos públicos, como desvelaron oficios secretos de la dictadura.
El manual, que llama a vigilar a inmigrantes y embajadas, indica a los oficiales que deben capacitarse en allanamientos, grafología y fotografía, entre otras competencias clave para sus misiones.
FORMACIÓN DE AGENTES El documento, que detalla incluso lo que deben llevar en sus bolsillos los represores, forma parte de las instrucciones sobre guerra interna surgidas después de la Guerra de Argelia, la caída francesa en Indochina y el triunfo de la Revolución Cubana, entre 1950 y 1960.
Primero en Francia y luego en Estados Unidos, dichos sucesos aceleraron la formación de oficiales en técnicas contrainsurgentes. En América latina, los primeros cursos de torturas fueron dictados en Brasil.
En Chile, la formación masiva y sistemática de agentes comenzó en 1974 en el campamento militar de Tejas Verdes, en el puerto de San Antonio, como reseñan diversos juicios, además de libros de los periodistas Manuel Salazar y Javier Rebolledo.
Las capacitaciones, como también la selección de represores, fueron lideradas por el entonces capitán Manuel Contreras, hoy condenado en más de cien causas de derechos humanos.