Simplemente desapareció. Lucy Ann Johnson se fue sin dejar rastro hace 50 años. Tenía una hija de 7 años de edad, Linda Evans, quien pensó, durante casi toda su vida, que su madre había muerto. Pero siempre hay esperanzas.
Las suyas nacieron luego de que un diario de Surrey (Columbia Británica, sur de Canadá) recordara la desaparición de Lucy Ann como uno de los casos policiales del lugar que, pese a su antigüedad, jamás se habían resuelto. En la época incluso se sospechó de que su esposo la había matado, aunque nunca se le acusó formalmente. ¿Qué hizo entonces Linda, hoy de 57 años? La buscó. Se guió por el sentido común y publicó un aviso clasificado.
Recordaba que su madre nació en Alaska, por lo que puso un aviso en un diario de Yukon, territorio norteño canadiense aledaño a Alaska. Además de precisar que su madre se llamaba Lucy Ann Johnson, también puso el nombre de sus abuelos, los padres de Lucy. En pocos días recibió varias llamadas telefónicas y correos electrónicos. Una de las llamadas fue de una mujer que aseguraba que conocía a la Lucy que buscaba.
Se escribieron, intercambiaron datos y los indicios fueron confirmados: la hija encontró a su madre luego de 50 años, medio siglo.
Si bien para muchos el resentimiento debería predominar (que una madre abandone a su hija y no la busque, o que al menos eso parezca, no es para olvidar con facilidad), Linda Evans solo quiere volver a ver a la mujer que le dio la vida. El resto, asegura ella, se verá después.
Solo espero que pueda formar parte de su vida, dice Linda en declaraciones a The Surrey Leader y antes de ir a ver a su madre. Le daré un abrazo fuerte, espero que las palabras lleguen fácil, finaliza.