Además de un fanático de la caza, Walter James Palmer es dentista. Se dedica a eso. Pero en estos días no puede ejercer. La indignación que generó su responsabilidad en la muerte de Cecil, el león más famoso de Zimbabue, es tal que no puede salir a la calle.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La clínica de este dentista, Ruver Bluff Dental, tuvo que ser cerrada por las protestas en sus alrededores. Por eso, por no poder atenderlos, Walter Palmer, les pidió disculpas a sus pacientes a través de una carta.
Palmer, de 55 años y residente en Minesota, Estados Unidos, difundió ayer un comunicado en el que admitió haber matado a Cecil y dijo lamentar “profundamente” su muerte, que él creía que la cacería en la que participó era legal y que “no tenía ni idea” que el animal fuera tan famoso.
Pero, además, envió una carta a sus “pacientes valorados” dando nuevamente su versión de la historia y pidiéndoles “disculpas profundas” por el “inconveniente” que genera el cierre de su clínica.
“Les prometo que haremos todo lo posible para reanudar las operaciones normales lo antes posible”, dice, en momentos en que la puerta del centro de atención está llena de animales de peluche y de carteles en protesta contra el dentista.
A principios de este mes, Palmer participó junto a un guía en una cacería nocturna en el Parque Nacional de Hwange, en el oeste de Zimbabue, en el que el león Cecil, de 13 años de edad, fue atraído con una presa para sacarlo del parque nacional donde la caza es ilegal y abatirlo.
Se cree que Palmer usó una ballesta para matar al león. El león herido fue hallado 40 horas después y asesinado con una pistola.
La carta completa
A mis pacientes valorados:
Como ya habrán escuchado, he estado en las noticias en los últimos días por razones que no tienen nada que ver con mi profesión o la atención que les proporciono. Quiero que sepan de esta situación y mi participación. Además de pasar tiempo con mi familia, una de mis pasiones fuera de la odontología es la caza.
He sido un cazador toda la vida, desde que era un niño en Dakota del Norte. No suelo hablar de la caza con mis pacientes, ya que pueden ser un tema controvertido y cargado de emociones. Entiendo y respeto que no todos compartan la misma opinión sobre la caza.
A principios de julio, estaba en Zimbabue en un viaje de cacería con arco para la caza mayor. Contraté a varios guías profesionales y conseguí todos los permisos adecuados.
Para mi conocimiento, todo acerca de este viaje fue legal y adecuadamente manejado. No tenía ni idea de que el león que maté fuera conocido, el favorito del lugar, que tenía un cuello y que era parte de un estudio hasta el final de la cacería.
Me basé en la experiencia de mis guías profesionales locales para asegurarme que fuera una caza legal. No he sido contactado por las autoridades en Zimbabue o en Estados Unidos por esta situación, pero voy a colaborar ante cualquier consulta.
Una vez más, lamento profundamente que mi ejercicio de una actividad que me encanta y su práctica responsable y legal resultara en la caza de este león. Esa nunca fue mi intención.
El interés de los medios en este tema -junto con un número considerable de comentarios y llamadas de personas que están enojadas por esta situación y por la práctica de la caza en general- ha afectado nuestro negocio y nuestra capacidad de atender a nuestros pacientes.
Por esa interrupción, me disculpo profundamente y les prometo que haremos todo lo posible por reanudar las operaciones normales lo antes posible. Estamos trabajando para que los pacientes con necesidades inmediatas sean referidos a otros dentistas y los mantendremos informado de las novedades.
En nombre de todos nosotros en River Bluff Dental, gracias por su apoyo.
Saludos cordiales,
Walter J. Palmer, DDS River Bluff Dental
A la cabeza
El cazador profesional que guió a Palmer, Theo Bronkhorst, entregó la cabeza de Cecil a la policía de Zimbabue, informó el diario The Telegraph.
Bronkhorst, que se había quedado con los restos de Cecil en su casa para curarlo antes de mandarlo a Estados Unidos, dijo que quería darle los restos a las autoridades.
“Yo le aconsejé a mi cliente a entregar la cabeza y la piel del león muerto a la policía tan pronto como vuelva a Bulawayo”, dijo su abogado, Givemore Mvhiringi.
La causa
En Zimbabue, Bronkhorst fue acusado formalmente ayer por un fiscal, algo que no sucedió con el dueño de una granja donde mataron a Cecil, Honest Ndlovu. Ambos están acusados de ayudar a Palmer, quien supuestamente pagó 50.000 dólares para hallar y matar a un león.
Según los cargos, el animal no estaba en la lista de los que podían cazarse. La organización de safaris del país informó que la forma como fue sacado de un parque nacional no fue ética y posiblemente fue ilegal.
Mientras tanto, las autoridades de Zimbabue buscan para su interrogación a Walter James Palmer, quien ha mantenido un bajo perfil, pero de acuerdo con la embajada de Estados Unidos en la capital, Harare, no hay información sobre algún pedido de extradición.
Documentos de la corte dicen que Bronkhorst estuvo supervisando la cacería. De ser hallado culpable, enfrentaría hasta 15 años en prisión. Los legajos judiciales no mencionan a Palmer como sospechoso.
Fuente: La Nación, Argentina/GDA