La encriptación es un arma de doble filo. Cuando se protege el intercambio privado de información, esta tecnología sirve de herramienta tanto a los servicios de seguridad, como para movimientos pro democráticos, pero también a extremistas violentos.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Luego de los atentados del 13 de noviembre en París, se ha pedido a los servicios de seguridad que mejoren sus herramientas de seguridad para poder vigilar a los criminales que se valen de comunicaciones encriptadas. Pero no hay una solución inmediata que no viole la privacidad y las libertades civiles.
El gobierno de Estados Unidos apoya la encriptación, financia varios proyectos de este tipo con el objetivo de apoyar a activistas pro democráticos, pero al mismo tiempo presiona para acceder a información encriptada para algunas de sus investigaciones.
Edward Snowden reveló en 2013 la vigilancia masiva de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) y generó un interés cada vez mayor por encriptar información privada. Pero funcionarios de los servicios de inteligencia y seguridad, así como varios legisladores en Estados Unidos, se quejan de no poder vigilar aplicaciones y celulares encriptados, porque para desbloquearlos se precisa una clave que solo conocen sus usuarios.
Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, propuso que el sector privado especializado en tecnología trabaje con el gobierno para poder vigilar las comunicaciones de “terroristas” y así “prevenir futuros ataques”, pero al mismo tiempo protegiendo la privacidad.
Sin embargo, estos especialistas afirman que cualquier mecanismo que se desarrolle para encriptación y que permita el acceso de autoridades públicas a los datos encriptados, también podrá ser usado por hackers o por gobiernos represores.
“Cuando se introducen 'puertas traseras' [acceso encubierto a los datos, ndlr], no es posible programarlas de tal manera que solo una entidad pueda acceder a la información”, explicó Mike Janke, director general de Silent Circle, una aplicación que figura en una lista de aplicaciones “seguras” que recientemente hizo circular la organización Estado Islámico.
“Los hackers pueden ingresar mejor que nadie”, añadió.
— Medidas de respuesta —
Actores del sector tecnológico defienden los principios de la encriptación y señalan que es una tecnología usada por empresas, gobiernos, periodistas y disidentes en todo el mundo para proteger información confidencial.
La encriptación “le permite a millones de personas” eludir la censura y “acceder a noticias que no podrían ver de otra manera”, dice Sascha Meinrath, líder del grupo de derechos informáticos X-Lab.
Telegram, una aplicación rusa de comunicación segura, dijo que bloqueó docenas de cuentas asociadas con el grupo Estado Islámico que estarían siendo usadas para difundir propaganda extremista.
Quienes defienden la encriptación argumentan que esta tecnología puede usarse con fines benéficos o dañinos, al igual que un automóvil, un teléfono o un arma.
“La encriptación es una herramienta de seguridad de la que dependemos todos los días para impedir que criminales vacíen nuestras cuentas bancarias, para proteger a nuestros automóviles o aviones de ser hackeados, y para preservar nuestra seguridad”, explicó Dean Garfield del Consejo Industrial de Tecnología de la Información, que representa a las principales empresas tecnológicas.
“Debilitar la encriptación al crear 'puertas traseras' en aparatos y datos encriptados para el uso de los buenos crearía de hecho vulnerabilidades que podrán ser explotadas por los malos”.
Fuente: AFP