El abogado defensor de la orangután Sandra y el director del zoológico argentino donde ella vive desde 1994 expusieron esta semana sus opiniones sobre el destino de este primate que es considerado “sujeto no humano” y con derecho a la libertad, tras un dictamen insólito a nivel mundial.
El caso de Sandra llegó a los tribunales en mayo tras una denuncia de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los derechos de los Animales (AFADA), debido a sus condiciones de encierro, hecho sobre el cual debe decidir la jueza Elena Liberatori.
El abogado Andrés Gil Domínguez, que representa a Sandra, dijo a la AFP que la magistrada “escuchó la opinión de un experto de Estados Unidos vía Skype y la declaración como testigo del director del Zoológico Gabrial Aguado”.
Liberatori -a quien el letrado calificó de jueza innovadora en la ampliación de “derechos humanos y no humanos”- tiene en sus manos el destino de la orangután de 29 años, de pelo largo y pelirrojo, que este miércoles tuvo varios visitantes con cámaras de tv y foto, entre ellos la AFP.
Luego de inspeccionar el hábitat del animal, un grupo de expertos aconsejó efectuar una serie de cambios teniendo en cuenta estándares internacionales, y Liberatori interrogó a Aguado sobre la marcha de esos cambios.
“El Director dio detalles sobre las mejoras ambientales y aseguró que el animal está en muy buen estado de salud”, dijo Gil Domínguez.
“¿ESTÁ TRISTE?”
En tanto, en declaraciones realizadas frente al recinto donde vive Sandra, separada de los visitantes por un vidrio, Adrián Sestelo, el Director Científico del Zoo, insistió en las dificultades para la liberación del primate.
“Sandra tiene 29 años y los orangutanes normalmente en libertad viven 30. En cautiverio viven 40 años por estar en mejores condiciones”, dijo el veterinario y advirtió que “el traslado puede generarle mucho estrés y hasta la podría matar”.
Los defensores de Sandra propician que habite un espacio en semi-libertad en un santuario y para ello hay que pensar en un costo de traslado de 150.000 dólares.
Según organizaciones de protección animal, Sandra “está triste”, en especial tras la venta de una cría con la que había convivido cinco años.
Sobre el punto, Sestelo instó a no asociar “conductas o comportamientos humanos a la conducta animal: es un animal tranquilo, mucho más relajado que los chimpancés que se la pasan dando saltos, no está en actividad permanente”.
Además, “decir que un animal está triste es una falla, un error de concepto, un argumento muy subjetivo de una apreciación de una persona y no un argumento objetivo de alguien profesional que se dedica a la conducta animal”, insistió.
Para el científico, la suerte de la orangután ya está sellada luego de una vida en cautiverio.
“Sandra no puede ser liberada. No sabría cómo conseguir comida, por ejemplo”, dijo Sestelo.
Consultado sobre si aumentaron sus visitas al zoo a raíz del jucio, Gil Domínguez respondió: “La trato como a cualquier de mis clientes y a ellos no los veo todos los días”, acotó.
Fuente: AFP