En momentos en que la sola mención de la opción de disolver el Congreso provoca un encendido debate en el Perú, enterarse de que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, disolvió el Parlamento de su país despierta, cuando menos, mucha curiosidad. Sin embargo, en Canadá dicha figura representa más un trámite habitual que un cisma político.
En Canadá, el Parlamento está constituido por el Senado y la Cámara de los Comunes. Es esta última la que puede ser disuelta en cualquier momento por la reina o por el gobernador general del país. Convencionalmente, este trámite se realiza por consejo del primer ministro.
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Así, Trudeau, primer ministro saliente que busca un segundo mandato, anunció este miércoles la disolución de la Cámara de los Comunes para dar inicio a la campaña legislativa para las elecciones del 21 de octubre en el país.
Como dicta la norma, el político se reunió con la gobernadora general, Julie Payette, para solicitarle formalmente la disolución de la cámara baja. Payette tiene el rol de representante de la reina Isabel II.
En Canadá, que en el pasado estuvo bajo el dominio del Reino Unido, funciona una monarquía parlamentaria en la que los reyes británicos son los monarcas canadienses. Por ello, la reina británica Isabel II es la actual monarca y jefa de Estado de Canadá.
La Cámara de los Comunes también puede ser disuelta por la Corona en caso de crisis constitucional y no es necesario que cuente con el asesoramiento de otro órgano parlamentario.
Asimismo, la Cámara de los Comunes se disuelve automáticamente después de cinco años. Sin embargo, hasta el momento ninguna Cámara de los Comunes ha sobrevivido tanto tiempo.
Trudeau busca un segundo mandato sumido en el desprestigio tras un polémico viaje a la India y un escándalo político por la supuesta influencia política en su gobierno para favorecer a la mayor constructora del país, SNC-Lavalin.
Esa empresa está acusada de corrupción por el pago de sobornos a altos funcionarios del régimen del fallecido dictador libio, Muamar el Gadafi.