El último testigo de los días finales de Adolf Hitler en el búnker de Berlín, Alemania, murió a la edad de 96 años.
Rochus Misch era sargento en una de las unidades de guardaespaldas de Hitler, pero sirvió principalmente como operador telefónico.
Fue desplegado a la sede de Hitler durante 5 años, y fue una de las últimas personas que lo vio con vida, antes de que el líder nazi se suicidara.
Después de la guerra, Misch fue encarcelado en la entonces Unión Soviética por 9 años.
Los críticos desdeñaron las memorias de Misch, publicadas en 2006, por considerar que exageraba su rol en el séquito de Hitler.
En una entrevista en 2007, Rochus Misch dijo a la agencia que se produjo un extraño silencio en el búnker, cuando en abril de 1945 la batalla por Berlín hacía aguas.
Misch se mantuvo leal a Hitler hasta su muerte, calificándolo como un jefe maravilloso.