Cuando el fotoperiodista estadounidense Dick Swanson vio por primera vez a la reportera local Germaine Loc en Saigón en 1966, pensó que era hermosa, pero que parecía distante y demasiado ocupada para una relación.
Y a ella le pareció que él era un hippie desaliñado.A pesar de ese inicio poco prometedor, se volvieron a encontrar y pudieron conocerse mejor en 1968, durante la Ofensiva del Tet, cuando el Ejército de Vietnam del Norte y el Vietcong lanzaron múltiples ataques contra las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos, tomando a varias ciudades de Vietnam del Sur por sorpresa.
“Trabajamos bien juntos, casi como iguales”, cuenta Swanson.“Al parecer me empezó a respetar cuando me vio trabajar en el terreno. ¿Pero qué se necesitaba para impresionar a una mujer así, para la que luchar era algo tan normal como ir a la oficina?”.
Se casaron en Vietnam del Sur en 1969 y en 1971 se mudaron a EE.UU., para que Swanson pudiera seguir con su carrera en la redacción de la revista Life Magazine en Washington.
Loc, ahora Germaine Swanson, sabía que su familia era fuerte, al fin y al cabo habían huido de los comunistas en 1954 y se sentían a salvo en Saigón.
Pero si la guerra se prolongaba y Vietnam del Sur terminaba cayendo, “¿los rescatarás?”, le preguntó a su marido.“Le dije que por supuesto, que sí”, recuerda Swanson.
-Sin plan-
A principios de 1975 estaba claro que el tiempo se estaba acabando.El 21 de abril, tras la caída de Saigón y el resto del país a manos de Vietnam del Norte, el presidente de Vietnam del Sur Nguyên Van Thieu dejó el cargo y se marchó al exilio.Así que a los Swanson les llegó la hora de dar inicio a su propia misión de rescate.El 26 de abril, el fotoperiodista aterrizó en Saigón en el último avión civil que aterrizaría en la ciudad, tras un vuelo de 26 horas desde Los Ángeles, habiendo hecho escala en Honolulu, Guam y Hong Kong.
Llegaba solo, tras haber convencido a su esposa de que era más seguro viajar sin ella.“No tenía un plan claro”, cuenta. “Pero la situación era tan caótica que un plan tampoco hubiera servido para mucho”.Se reunió con los 12 miembros de la familia de su mujer en la casa que su suegra tenía en la ciudad, mientras se escuchaba el fuego de mortero norvietnamita a la distancia.El obstáculo principal era llevar a los familiares a la base aérea que EE.UU. tenía en el país y lograr que los guardias, reacios a admitir a vietnamitas, les permitieran la entrada.
A la hermana de Germaine, Gabrielle, quien estaba casada con un coronel de la fuerza aérea de Vietnam del Sur, se le ocurrió llamar a la base para pedir que una camioneta militar oficial los recogiera a la mañana siguiente durante el toque de queda.Con sus colores militares, no sería difícil que dejaran pasar al vehículo, y para no llamar la atención Swanson iría por separado y se encontraría con ellos en la base.El fotógrafo llamó a su esposa, quien trataba de mantenerse ocupada en Washington, paseando, cocinando y viendo la televisión para distraerse y ponerse al día de los eventos en Vietnam.
-Ciudad al borde del colapso-
Swanson se despertó el 27 de abril en una ciudad al borde del colapso.Las carreteras de Saigón habían sido cortadas por los soldados invasores y las explosiones de los misiles se escuchaban cada vez más cerca. Y las tiendas estaban siendo abandonadas y saqueadas.Se encontró con la familia Loc en la base.Así que corrió a la oficina temporal que la embajada de EE.UU. tenía en la base militar y fingió querer entrevistar al funcionario a cargo para el Life Magazine.
Después de conversar con él, le mencionó con cautela que necesitaba unos documentos porque trataba de sacar a sus familiares del país.El hombre asintió y, mientras le decía que no podía hacer nada, le señaló unos documentos y un sello. Después se fue al baño.
Así que Swanson selló los documentos en cuestión, se reunió con los Loc y corrió con ellos hacia el vuelo 202 de evacuación de la Fuerza Aérea de EE.UU., con destino a Guam.Pero los militares survietnamitas estaban revisando a los pasajeros, en busca de los que estuvieran en edad de reclutamiento, como los hermanos de su esposa.Así que la madre de Loc fingió sentirse mal para distraerlos y los hermanos subieron al avión con la cabeza gacha.
Mientras despegaban, Swanson vio a miles de vietnamitas del sur esperando al otro lado de la valla aviones que no llegaban. El que ellos habían abordado fue el último en dejar el país.
Tras aterrizar en una base militar de California, les dijeron que deberían estar tres meses en cuarentena por razones de salud sin especificar.“Pero puse el grito en el cielo frente ante los periodistas internacionales, muchos de los cuales conocía, y nos echaron de la base”, cuenta Swanson.Cuando salían, un oficial de la Marina que hablaba vietnamita les deseó prosperidad y una larga vida en EE.UU.
-Ayuda de amigos-
Muchos amigos del barrio en el que los Swanson vivían, en Washington, les ayudaron, incluido Donald Rumsfeld, entonces jefe de gabinete de la Casa Blanca.Rumsfeld les ofreció su sótano y la esposa del director de la CIA, William Colby, llamó para decirles que tenía dos habitaciones libres.
Los Swanson también les ayudaron a encontrar trabajo.De hecho, los familiares de Loc trabajaron durante 20 años en su renombrado restaurante de Washington, Germaine's, que ella había fundado en vista de lo populares que se habían vuelto sus clases de comida vietnamita.Con el tiempo los familiares que habían llegado de Vietnam del Sur se diseminaron por toda la geografía estadounidense, se casaron, cambiaron de trabajos.“De los 12 familiares que llegaron como refugiados tenemos ahora 14 hijos, quienes a su vez tuvieron otros 15 vástagos y más que vendrán”, explica Germaine Swanson.El matrimonio, bien entrados en la ochentena, vive ahora una vida más tranquila.
Al preguntarle sobre su experiencia como reportero de guerra, Dick Swanson dice que no la describiría “ni como egoísta ni como altruista”.
“Crecí en el fotoperiodismo de una manera saludable”, explica. “Y se lo atribuyo a que fui consciente muy rápido de lo que estaba haciendo y que con ello no estaba causando dolor, un proceso en el que Germaine me ayudó mucho”.Ambos han vuelto a Vietnam en más de una ocasión, un país muy cambiado.“Vietnam está floreciendo”, dice Germaine Swanson. “Están construyendo resorts, villas, hoteles y centros comerciales sin parar”.A pesar del desarrollo económico del país, ninguno de los 12 familiares que llegaron a EE.UU. como refugiados regresaron.“Se consideran estadounidenses”, dice ella. “Mis hermanos y hermanas dejaron Vietnam cuando era muy jóvenes y no se arrepienten de ello”.