La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, pidió hoy a las autoridades de Brasil que respondan con moderación a las protestas sociales que se han multiplicado en el país, al tiempo que instó a los manifestantes a prescindir de la violencia para hacerse escuchar.
Las manifestaciones que comenzaron la semana pasada en Sao Paulo contra el reajuste de las tarifas de transporte público se extendieron ayer a una veintena de ciudades del país.
Pillay animó a las partes a entablar un diálogo abierto para encontrar soluciones a demandas sociales que consideró válidas.
ONU PREOCUPADA POR EL USO EXCESIVO DE LA FUERZ POLICIAL Con más protestas planificadas, nos preocupa que el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas policiales pueda repetirse, dijo Pillay en una declaración escrita, tras recordar que se trata de las manifestaciones ciudadanas más importantes que se han visto en Brasil en los últimos veinte años.
Agregó que su oficina ha recibido reportes sobre heridos y detenciones, incluyendo la de periodistas que cubrían los eventos.
Las denuncias que han llegado a su despacho en Ginebra también incluyen algunos casos de detenciones arbitrarias denunciados por organizaciones de la sociedad civil, indicó la máxima responsable de derechos humanos de Naciones Unidas.
FELICITÓ A DILMA Pillay felicitó a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, por sus comentarios reconociendo la legitimidad de las manifestaciones, así como el acuerdo en Sao Paulo de que la policía no utilizará balas de caucho.
Pedimos al Gobierno de Brasil que tome todas las medidas para garantizar el derecho de reunión y evitar el uso desproporcionado de la fuerza en las protestas, señaló la alta comisionada. La ONU también espera que se investigue de manera rápida e independiente los eventuales abusos cometidos por las fuerzas del orden.
Además del aumento del coste del transporte público, las protestas populares también reflejan el malestar de un sector de la población por las importantes inversiones públicas efectuadas para acoger el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos dos años después.