Poco se conoce del día que murió Saddam Hussein, el ex dictador iraquí condenado a morir ahorcado por sus crímenes contra la humanidad, el 30 de diciembre de 2006. Se sabe que Hussein se mostró desafiante ante sus verdugos y que se rehusó a que le cubriesen la cabeza con una capucha. Además, que llevaba un Corán en la mano.
Sin embargo, un testigo presente en la ejecución del ex dictador, presidente de Iraq desde 1979 hasta la invasión estadounidense del 2003, ha revelado nuevos detalles sobre ese día. Muafak al Rubaie, ex consejero de seguridad nacional, contó a la agencia AFP que el ex mandatario no mostró ninguna señal de tener miedo a pesar de estar frente a sus últimos minutos de vida.
Tenía un aspecto normal y estaba relajado, no he visto ninguna señal de miedo. Claro que a algunos les gustaría que dijese que se derrumbó o que estaba drogado, pero esta es la verdad histórica, contó Rubaie desde su oficina en Bagdad, cerca a la cárcel donde murió Hussein.
¿Era un criminal? Lo era. ¿Un asesino? Cierto. ¿Un carnicero? Cierto. Pero fue fuerte hasta el final () No escuché un ápice de arrepentimiento de su parte, no le escuché implorar misericordia a Dios, o pedir perdón, agregó.
Saddam Hussein fue capturado el 14 de diciembre del 2003, luego de una intensa operación de búsqueda llamada Amanecer Rojo liderada por las tropas estadounidenses. Fue hallado oculto en un hueco en el jardín de una casa de adobe en el poblado de Adwar, cerca a las orillas del Tigris.
SUS ÚLTIMAS PALABRAS Rubaie reveló que escoltó al ex dictador, de 69 años, esposado y con un Corán en la mano, a la sala del juez que le leyó su sentencia de muerte. Saddam repetía ¡Muerte a Estados Unidos! ¡Muerte a Israel! () ¡Muerte al mago persa!.
Después fue trasladado a la habitación donde iba ser ejecutado, donde pronunció sus últimas palabras. Soy testigo de que no hay más Dios que Alá y que Mahoma. El ex dictador iraquí no puedo completar la profesión de fe musulmana, que termina con es su profeta, comentó Rubaie.