Jerusalén (EFE). Devastada por la última ofensiva militar israelí, la franja de Gaza requerirá un proyecto de reconstrucción de alcance internacional y varios años de duración, que sólo será posible cuando Israel agilice la entrada de materiales de construcción.
Las perdidas por la ofensiva, en la que Israel ha bombardeado más de 4.800 objetivos dentro de la franja de 360 kilómetros cuadrados, exceden lo imaginable y afectan a edificios públicos y propiedades privadas, como viviendas, infraestructuras de agua y electricidad, y hasta los depósitos de su única central eléctrica.
Según un informe difundido hoy por el Ministerio de Información palestino, basado en estadísticas locales y de organismos internacionales, unas 10.600 viviendas han sufrido las consecuencias de los bombardeos, de las que 8.880 han quedado parcialmente dañadas y 1.724, completamente destruidas, que son, por tanto, inhabitables.
El informe cifra las pérdidas económicas en 1.640 millones de dólares: 1.330 millones en pérdidas directas y 310 en indirectas.
Sin embargo, el ministro palestino de Trabajos Públicos, Mufeed al Hasayne, asegura que se requerirán 5.000 millones de dólares -casi tres veces el PIB de la franja- solo para reconstruir las estructuras dañadas durante los últimos 29 días, y en esa cantidad no se incluyen “posesiones privadas como muebles y coches”.
Al Hasayne, uno de los cuatro ministros del Gobierno de unidad palestino que residen en la franja, destacó a la agencia local Maan que la destrucción es particularmente grave en el barrio de Shayahíe, en el este de Gaza capital, y en las localidades de Bet Hanún, en el norte de la franja, y Abasán, en el sureste.
“Los equipos del ministerio se quedaron sorprendidos cuando llegaron a Shayahíe”, afirmó el ministro.
Hogar de 110.000 habitantes que se vieron obligados a evacuarlo, la destrucción en Shayahíe ha sido comparada a la del barrio de Dahia, bastión del movimiento Hizbulá en Beirut, en la guerra de 2006.
El 60% de sus casas están completamente destruidas, sobre todo las que están más cerca de la frontera, amén de sus carreteras e infraestructuras.
El daño económico se suma a una aún más urgente crisis humanitaria originada por la muerte de más de 1.800 palestinos, las heridas sufridas por 9.500 y el desplazamiento de 485.000 personas, muchas de las cuales no podrán regresar a su hogares, según la Organización de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA).
La reconstrucción deberá tener en cuenta también 24 centros médicos dañados, 141 escuelas, el 70% de los pozos de agua y una parte aún por evaluar de desagües y líneas de abastecimiento vitales para la población.
También deberán ser sustituidos los depósitos de combustibles de la única central eléctrica de Gaza, a un coste de unos 25 millones de dólares, y una decena de líneas de alta tensión.
Al Hasayneh recordó igualmente que “la ofensiva destruyó edificios de la gobernación de Gaza, así como comisarías y edificios de la seguridad pública”, primeros blancos de la ofensiva con la que Israel ha querido asestarle un duro golpe al régimen de Hamas en Gaza por el lanzamiento de más de 3.300 cohetes y la construcción de decenas de túneles de ataque.
Los daños de la ofensiva, que afectan también al sector pesquero y al agrícola, sólo podrán ser evaluados una vez que termine el conflicto y deberán tener en cuenta igualmente la pérdida de productividad en 2014 y 2015.
Las principales agencias de la ONU y las ONG internacionales no dudaron hace ya días en declarar Gaza como una zona de “crisis humanitaria”, y el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, es esperado hoy en la franja para hacer una primera valoración de la situación.
Con un PIB de 1.800 millones de dólares, el titánico proyecto de reconstrucción para Gaza dependerá, por un lado, de la ayuda internacional y, por el otro, de que Israel y Egipto, con los que tiene frontera, permitan el acceso de materiales de construcción.
Desde 2007 Israel restringe su ingreso con el argumento de que Hamas los ha empleado en la construcción de fortificaciones subterráneas dentro de Gaza y de una treintena de túneles de ataque hacia su territorio, por lo que exige que la comunidad internacional se haga plenamente responsable de esos materiales.