Bangkok, Tailandia (AP). Tropas tailandesas detuvieron a un ministro del gabinete que emergió desafiante de su escondite para condenar el golpe militar de la semana pasada y llamar al restablecimiento del gobierno civil en lo que fue la primera aparición pública de cualquier integrante del gobierno depuesto.
Cerca de media decena de soldados detuvieron al Ministro de Educación Chaturon Chaisang en una escena caótica ocurrida en el Club de Corresponsales Extranjeros en Bangkok, donde acababa de dar una conferencia de prensa.
La junta militar que se tomó el poder el jueves retuvo a los principales integrantes del gobierno electo del país asiático y ordenó al resto que se rindiera,.
Un ministro del gabinete que desafió la orden de presentarse ante la junta militar salió de su escondite el martes y condenó el golpe de Estado protagonizado por las fuerzas armadas.
“Un golpe de Estado no es la solución a los problemas y conflictos en la sociedad tailandesa”, dijo Chaturon, quien hasta ahora ha desafiado los llamados a comparecer ante el ejército y permanece libre. “Al contrario, empeorará el conflicto y puede provocar violencia”.
“Un golpe de Estado es inaceptable, es la abolición de la democracia”.
Chaturon, un crítico declarado de la intervención militar habló con periodistas. Chaturon dijo que se resistiría al arresto o se iría a la clandestinidad sino “que insisto en ejercer mis derechos y mi libertad para llamar al retorno del país a la democracia”.
Cuando la conferencia había finalizado y Chaturon era entrevistado por periodistas tailandeses un grupo de soldados entró al salón, lo rodeó y lo escoltó a la salida entre el tumulto de periodistas.
Antes de ingresar al elevador Chaturon dijo: “No tengo miedo, si lo tuviera no estaría aquí”.
El golpe del jueves, el segundo en ocho años, derrocó a un gobierno electo que durante meses insistió en que la frágil democracia del país estaba siendo atacada por manifestantes, las cortes y al final por el ejército.
El país está profundamente dividido entre una élite y una clase acomodada que reside principalmente en Bangkok, la capital, y el sur del país, pero que no pueden ganar la elección por sí solos, y la mayoría empobrecida que vive en el norte.
Tras imponer la ley marcial el 20 de mayo, el general Prayuth Chan-ocha invitó a los rivales políticos y ministros del gabinete a celebrar unas conversaciones de paz que durarían dos días. Al final de la reunión Prayuth ordenó que todos permanecieran en el sitio y anunció poco después en la televisión estatal que el ejército se hacía cargo del gobierno.
Prayuth, quien el lunes recibió el apoyo del rey del país como nuevo gobernante, advirtió a los opositores que no hagan críticas ni protestas ya que Tailandia podría regresar a “los viejos tiempos” de agitación y violencia callejera si no obedecían.