En realidad, Jit Bahadur Tamang ya debería llevar varias semanas dando clase en el colegio de Kartali, un pueblo en las montañas de Nepal. Sin embargo, después del devastador terremoto del pasado 25 de abril solo han quedado en pie cuatro de las aproximadamente 600 casas. También la escuela quedó reducida a escombros. “La construcción del edificio era bastante estable, pero solo estaba hecha de piedras y barro”, dice Tamang, el director del colegio.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
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El terremoto, de magnitud 7,8 que sacudió la región del Himalaya, causó la muerte de más de 8.000 personas y desquició totalmente el sistema escolar de Nepal. Las clases deberían haber empezado a mediados de mayo. Sin embargo, en aquel momento, mucha gente, también maestros y alumnos, aún estaban realizando tareas de desescombro, construyendo albergues improvisados o transportando alimentos.
Ahora está previsto que la enseñanza se reanude en vísperas del Día Internacional del Niño. Sin embargo, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), alrededor de un millón de pequeños en Nepal no tienen un colegio al que acudir. De acuerdo con Unicef, el terremoto destruyó 24.000 aulas. “Vamos a dar las clases al aire libre y en carpas”, dice Tamang. Sin embargo, esto no va a ser posible durante mucho tiempo. “Muy pronto comenzará la época de lluvias y entonces tendremos un problema”, admite el maestro de colegio.
En muchos lugares, las lluvias monzónicas convertirán el suelo en un paisaje de barro y, según se teme, el agua también entrará en las sencillas construcciones de bambú y lonas de plástico. Actualmente, los materiales de construcción más sólidos no pueden llegar a Kartali, porque un deslizamiento de tierra sepultó la única carretera del pueblo. “Este terremoto ha destruido el futuro de muchos niños”, asegura Tamang.
También el representante de Unicef en Nepal, Tomoo Hozumi, advierte de que el sismo podría hacer retroceder varios años la exitosa política educativa en Nepal. En los últimos tiempos, la proporción de niños que acuden a la colegios en primaria aumentó de un 64 a un 95 por ciento. Sin embargo, cuantos más días pasan sin que los niños vayan a la escuela, tanto más probable será que no vuelvan nunca más a asistir a clase, explica Hozumi.
Uno de los colegios gravemente dañados es el Bright Future School en Katmandú, la capital de Nepal. “Los ingenieros que vinieron aquí nos dijeron que es necesario demoler y reconstruir todas las paredes”, dice Moham Karki, uno de los fundadores de la escuela. “Estamos trabajando las 24 horas del día para reparar el edificio”.
Karki sabe que asistir a clase regularmente es importante para que los niños afronten mejor el día a día. Sobre todo después de la catástrofe del terremoto. “El estar ocupados por las tareas de la enseñanza les ayuda a superar sus experiencias traumáticas”, asegura.
Mattias Bryneson, director para Nepal de la organización humanitaria Plan International, incluso teme cosas peores. “Si los niños no están en la escuela, existe un riesgo mayor de que sean explotados para fines laborales o de que sean secuestrados”, advierte Bryneson. “Por eso es fundamental que se creen escuelas temporales que les ofrezcan un entorno de seguridad donde se sientan protegidos”.
Fuente: DPA