Bajo un calor tórrido, un comando asalta una cárcel. “¡Paren! ¡Deténgalos!”, grita en lengua luganda el general Placdo, borracho pero experto en artes marciales. “Vamos a destruir el mundo, ya verán”, replica el malvado Tiger Mafia, con el rostro escondido tras una capucha.
Estalla un fuerte tiroteo, pero todo es en realidad una escena del rodaje de “Operación Kakongoliro”, película de acción filmada con medios reducidos en Wakaliga, tugurio de Kampala.
Convertido en un estudio al aire libre para producciones ugandesas artesanales, el lugar es denominado ahora “Wakaliwood” por quienes filman ahí.
“Será tan grande como Nollywood, Bollywood e incluso Hollywood, no hay duda de que no será de otra manera”, asegura Isaac Nabwana, de 42 años, que es guionista, realizador, editor y productor, y compara la actividad en su barrio con las industrias cinematográficas nigerianas, india, e incluso estadounidense.
Isaac Nabwana es nativo de Wakaliga, donde viven 2.000 personas. Antes de ver sus primeras películas en la televisión familiar, escuchan los comentarios sobre los videos que veían sus hermanos en las salas informales locales: “Ellos contaban y yo imaginaba la película”.
Luego de salir de la escuela, Nabwana comenzó a fabricar ladrillos. Y en 2005, creó Ramon Film Productions, especializado en películas de acción, cumpliendo el sueño infantil de hacer cine.
A los actores se les pide venir con sus propias vestimentas y deben maquillarse por su cuenta.
Tienen pocas cosas de utilería e incluso los lanzacohetes de “Operación Kakongoliro” fueron fabricados con planchas para realizar fritangas y tubos plásticos.
Condones llenos de colorante rojo para cocina y colocados en el pecho imitan las heridas, reemplazando así la sangre de res que enfermaba a algunos actores.
Una vez terminada la película, cuya filmación dura entre dos semanas y dos meses, el equipo de filmación y los actores se vuelven representantes comerciales y van por el país vendiendo puerta a puerta las películas a un precio de 3.000 shillings ugandeses la unidad (alrededor de un dólar).
Esto atrajo a Alan Hofmanis, estadounidense de 45 años, ex programador de un centro cultural y un festival de cine de Nueva York, quien en 2011 decidió instalarse en el tugurio para participar en la aventura.
Las producciones Ramon le recuerdan su infancia, cuando imitaba las aventuras de Indiana Jones, personaje de Steven Spielberg.
“Es cada vez más difícil vender películas cuando los largometrajes estadounidenses piratas se venden a 500 shillings” (menos de 20 centavos de dólar), afirma.
El estadounidense lanzó a comienzos de marzo una campaña de financiamiento participativo por internet, que facilitó recolectar 13.000 dólares en un mes y propone a los fanáticos del cine del mundo entero convertirse en “estrellas de películas de acción ugandesas” por medio de una aparición -obligatoriamente mortal - en la próxima producción de Ramon Films, “Tebaatusasula: EBOLA”, que trata sobre un virus que parte de Uganda y se propaga por el mundo haciendo explotar las cabezas de los enfermos.
Con 13.000 dólares “vamos a construir un helicóptero +Huey+ con metal de chatarra y filmaremos la primera película de alta definición”, asegura.
Hofmanis dice que ya fue contactado por directores de “grandes festivales estadounidenses”, y Bisaso, una de las “estrellas” de Wakaliwood, exclama: “¡me volveré como Arnold Schwarzenegger o Bruce Willis!”.