Este fin de semana, dos instalaciones petroleras de Arabia Saudita fueron blanco de un ataque de drones que provocó grandes incendios y la suspensión temporal del 50% de la producción del primer exportador mundial de crudo.
El ataque fue reivindicado por el grupo de rebeldes hutíes de Yemen y produjo la suspensión de la producción de 5,7 millones de barriles al día, lo que equivale a un 6% de su producción mundial.
►Rebeldes yemenitas amenazan con lanzar nuevos ataques contra Arabia Saudita►Irán denuncia que EE.UU. busca una excusa para tomar represalias►¿Cómo afecta al suministro mundial de petróleo el ataque con drones en Arabia Saudita?
Luego de ofrecer el uso de sus reservas estratégicas depara satisfacer la demanda Estados Unidos sostuvo que el verdadero responsable del ataque sería Irán.
La República Islámica no demoró en responder y rechazó las acusaciones. Además, sostuvo que su único vínculo con los hutíes es político y de asesoramiento.
Pero, ¿cuál es la historia de este grupo rebelde y su vínculo con Irán y Arabia Saudita?
Los hutíes pertenecen a un grupo rebelde conocido como Ansar Allah (Partidarios de Dios) que forman parte de una rama del islam chiita conocida como zaidismo.
Según la BBC Mundo, los zaidistas forman un tercio de la población y gobernaron Yemen del Norte bajo un sistema conocido como imamato por casi 1.000 años, hasta 1962.
El nombre de los hutíes proviene de Hussein Badr al Dim Huti, el líder del primer alzamiento en el 2004, durante un intento por recuperar control territorial que habían perdido durante años en la provincia de Sadá y como medida de protección a la religión zadista y sus tradiciones cultuales que eran percibidas como una usurpación por parte de los islamistas sunitas.
Luego de que soldados yemeníes mataran a Huti, a fines del 2004, su familia lideró a cinco rebeliones más hasta que en el 2010 un acuerdo con el gobierno hizo que cesara el fuego. Un año después, durante una protesta contra el expresidente Alí Abdullah Saleh, quien llevaba más de 30 años en el poder, los hutíes aprovecharon el vacío de poder para volver a su territorio, pero esta vez expandiéndolo por las provincias de Sadá y Amran.
El movimiento conquistó varias zonas del norte y oeste del país en el 2014, año en el que durante una Conferencia para el Diálogo Nacional, donde también participaron los hutíes, el presidente Abd Rabbu Mansour Hadi anunció que Yemen se convertiría en una federación con seis regiones.
Sin embargo, durante el mismo año, en la provincia de Amra, los hutíes derrotaron a varios grupos militantes que eran respaldados por el principal partido islamista del país, Islah. “Los hutíes sostienen que los yemeníes acogieron a estos grupos porque se sentían frustrados con un gobierno de transición dominado por sectores vinculados con al antiguo régimen, incluyendo las familias Saleh y Ahmar y el propio partido Islah”, señala BBC Mundo.
Yemen se ha convertido en un Estado fallido debido a los constantes enfrentamientos entre el Estado y los hutíes, los frecuentes ataques de Al Qaeda, las luchas de poder entre facciones tribales y militares, y la intervención de una coalición liderada por Arabia Saudita que respalda al Gobierno Yemení.
En el 2015 se aliaron con Saleh, su antiguo enemigo (a quien años después mataron), y tomaron el control de la capital, Saná, y derrocaron al nuevo presidente, Abd Rabbu Mansour Hadi.
El 21 de setiembre del 2014, los líderes hutíes, el gobierno y partidos políticos habían firmado el Acuerdo de Paz y Asociación Nacional, pero como éste no fue cumplido en su totalidad, el movimiento se dio cuenta de que podía utilizar la fuerza militar para tener el poder a su favor.
Ocuparon estratégicamente nuevos territorios enfrentándose con el gobierno y militantes de Al Qaeda en la Península Arábiga y estableciendo su poder en nueve de las 22 provincias del Yemen.
Tras tomar el control de Saná, obligando a Hadi a huir, el Gobierno yemení en el exilio pidió a sus aliados en Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos que lanzasen una campaña militar para expulsar a los hutíes.
El eslogan de los hutíes es “Dios es grande, muerte a América, muerte a Israel, maldición sobre los judíos y victoria del islam”. No tienen objetivos políticos o de gobierno declarados en Yemen, a pesar de que actualmente controlan tanto Saná como Hodeidah, un puerto del Mar Rojo por el que entra el 80% de las importaciones del país.
Durante la guerra, los hutíes han sido acusados de torturar y matar a periodistas y críticos, de desviar la asistencia humanitaria, de utilizar la infraestructura civil como escudo para actividades militares y de perseguir a la minoría judía y bahai.
Debido a su ubicación estratégica, al lado del mayor exportador de petróleo del mundo, la estabilidad de Yemen es prioridad para Estados Unidos, por lo que el país busca combatir el ataque con drones que se produjo el fin de semana. Sin embargo, este lunes los hutíes amenazaron con lanzar nuevos ataques.
Arabia Saudita y Estados Unidos sostienen que el movimiento rebelde es respaldado militar, financiera y políticamente por Irán.
En la actualidad, cerca de 2,2 millones de niños yemeníes padecen malnutrición aguda, y se estima que otros 462.000 sufren malnutrición aguda grave: unas cifras que superan en casi tres veces a las del 2014, asegura la Unicef.