En diciembre las autoridades de Beijing, en China, declararon por primera vez una alerta roja de cuatro días debido a los elevados niveles de contaminación en el aire.
Durante este período, la ciudad se vio visiblemente envuelta en una nube de aire tóxico.
La iniciativa incluye una serie de medidas para frenar la contaminación como la paralización o limitación de la producción de las industrias más contaminantes o la implementación de restricciones al uso de vehículos.
Sin embargo, no todos los residentes de Beijing creen que esto es suficiente y recurren a otros métodos menos tradicionales para paliar los efectos negativos del aire contaminado en la salud.
Li Tianqin, por ejemplo, ha buscado otras alternativas para proteger a su familia, incluyendo la compra de aire fresco embotellado, importado de las montañas rocosas de Canadá.