Bangkok, EFE
La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció que en Tailandia hay entre 4.100 y 5.200 niños inmigrantes o refugiados en centros de detención donde viven hacinados en celdas insalubres, masificadas y sin acceso a educación.
“Nuestro mensaje a Tailandia es: dejen de detener a niños, es ilegal según las leyes internacionales”, dijo Alice Farmer, investigadora sobre menores de HRW, en una conferencia de prensa en Bangkok.
Actualmente, hay entre 100 y 200 inmigrantes menores en centros de detención temporales, mientras que los niños refugiados ascienden a entre 4.000 y 5.000, según datos de la organización no gubernamental.
“Estos niños están hacinados en celdas sucias, masificadas y sin recibir la alimentación, educación o espacio para ejercitarse adecuados”, afirmó la experta en la presentación del informe “Dos años sin luna: detención en inmigración de niños en Tailandia”.
En el caso de los inmigrantes irregulares, las autoridades aseguran que en algunas ocasiones son los padres los que deciden que los hijos permanezcan con ellos para no separar la familia.
En general, los inmigrantes irregulares, procedentes de países como Birmania (Myanmar), Camboya o Laos, permanecen entre unos días y varias semanas en los centros de detención hasta que son deportados, en la mayoría de los casos.
Los refugiados o solicitantes de asilo político proceden de Birmania o de lugares más lejanos como Pakistán, Sri Lanka o Palestina y su estancia en centros de detención suele alargarse varios meses o años hasta que son reubicados en otros países o expulsados.
Una gran parte de los refugiados son musulmanes de la minoría rohingya que huyen de la persecución en Birmania, donde son considerados en su mayoría apátridas.
Los menores inmigrantes o refugiados, que tienen que dormir en el suelo junto con los adultos y utilizar los mismos retretes insalubres y malolientes, están expuestos a enfermedades, traumas mentales e incluso eventuales brotes de violencia entre los detenidos o por parte de los guardas.
“La peor parte era que estabas atrapado y sin espacio. No podías ir a ninguna parte. Mirabas a la izquierda y era siempre lo mismo. A la derecha y siempre lo mismo. En frente, y sólo había montones y montones de personas”, relata una menor que estuvo detenida desde los 9 hasta 11 años.
La ONG reconoció que las autoridades tailandesas tienen un par de programas piloto para evitar la detención de menores y sus familias, aunque de momento son iniciativas “insuficientes” y limitadas a unos pocos centenares.
Tailandia, que no es firmante de las convenciones de la ONU para refugiados e inmigrantes, afirma que vela en lo posible por los derechos de estos colectivos, aunque reconoce los problemas para adecuar los centros de detención, sobre todo fuera de Bangkok.
“Los IDC (centros de detención de inmigrantes) fuera de Bangkok no están bien equipados todavía, ya que primariamente no están diseñados para alojar a niños o familias. Se están realizando esfuerzos para mejorar las instalaciones para los niños”, aseveró el Gobierno en una carta dirigida a HRW e incluida en el informe.