Shamshuddin Khan ha estado organizando visitas al Taj Mahal por más de 30 años. Durante ese tiempo, ha sido guía turístico de más de 50 jefes de Estado.
Durante las últimas tres décadas, dice, su cabello se ha vuelto más blanco, pero el Taj Mahal se ha vuelto más oscuro. Al acercarse al edificio, Khan señala las grietas y el mármol deteriorado en las paredes de la estructura.
“Hay momentos vergonzosos en los que los turistas extranjeros me preguntan por qué el Taj Mahal no es mantenido como se debe. También nos preguntan por qué está perdiendo su color y brillo. Nosotros, los guías, no tenemos respuestas”.
El Taj Mahal fue construido en la ciudad de Agra, en el siglo XVII, por el emperador Shah Jahan.
Era un mausoleo para su reina favorita, Mumtaz Mahal, quien murió al dar a luz al decimocuarto hijo de la pareja.
El emperador encargó mármol de Rajastán, que supuestamente tiene una característica única: se ve rosa por la mañana, blanco por la tarde y lechoso por la noche.
Rabindranath Tagore, uno de los poetas más célebres de India, describió el Taj Mahal como “una lágrima de mármol... en la mejilla del tiempo”.
Rabindranath Tagore, uno de los poetas más célebres de India, describió el Taj Mahal como “una lágrima de mármol... en la mejilla del tiempo”.
En 1992 la princesa Diana de Gales fue famosamente fotografiada sola frente al edificio, unos meses antes de anunciar su separación del Príncipe Carlos.
El Ministerio de Turismo y Cultura de India dice que entre cuatro y seis millones de turistas visitaron el Taj Mahal entre el 2010 y 2015. La temporada turística pico comienza en el mes de octubre y continúa hasta marzo.
Pero el Taj Mahal ha comenzado a perder su brillo. Sus cimientos se están debilitando y las grietas se hacen más grandes y más profundas en la cúpula de mármol y en el monumento.
Se dice que las partes superiores de los minaretes están al borde del colapso. Vientos fuertes a principios de este año causaron que dos pilares del lado exterior cayeran al suelo.
En julio pasado, el veterano ambientalista y abogado MC Mehta presentó una petición ante el Tribunal Supremo de India, solicitando nuevos esfuerzos para salvar al Taj Mahal.
Los jueces estuvieron de acuerdo y ordenaron audiencias periódicas en las que participaron todos los responsables de la conservación del edificio: el gobierno estatal y federal y el Servicio Arqueológico de India.
La Corte criticó el “letargo” de los funcionarios estatales y federales sobre el destino del edificio más famoso de India.
“Taj Mahal debe ser protegido. Sin embargo, si la indiferencia de los funcionarios continúa, entonces debería cerrarse. Incluso entonces, si las cosas no se hacen correctamente, las autoridades deberían demolerlo”.
Si bien pocos están dispuestos a tolerar la demolición del Taj Mahal, la mera mención de la idea por parte del Tribunal Supremo indica que ahora hay un verdadero interrogante sobre su futuro.
La contaminación
La petición que MC Mehta entregó a la Corte Suprema este año no fue la primera. El abogado ha intentado hacer que las autoridades indias tomen medidas para preservar el Taj Mahal desde mediados de los años ochenta.
En ese momento, la contaminación del aire ya era un problema en la zona.
Los ambientalistas estaban particularmente preocupados por una importante refinería de petróleo en Mathura, a 50 kilómetros de distancia, que comenzó a funcionar en la década de 1970.
En 1978, un comité de expertos que realizó estudios sobre la calidad del aire en Agra y sus alrededores descubrió niveles sustanciales de dióxido de azufre y partículas en la atmósfera.
Dejando de lado el daño para la salud pública, el efecto de esta contaminación en el Taj Mahal se hizo cada vez más evidente. El dióxido de azufre, junto con otros contaminantes, se combinaron con la humedad en la atmósfera causando lluvia ácida.
Un informe de la Unesco para el gobierno indio encontró que el monumento se estaba volviendo amarillo debido a “partículas suspendidas y polvo en la superficie”.
En 1984, Mehta presentó una petición ante el Tribunal Supremo, argumentando que las fundiciones, las industrias químicas y las refinerías eran la causa principal de la decoloración del Taj Mahal.
Nueve años más tarde, el Tribunal Supremo anunció que estaba de acuerdo con él y elaboró una lista de medidas para reducir la contaminación en la zona.
Se aprobaron pedidos para cerrar todas las industrias contaminantes en los alrededores de Agra y especialmente aquellas muy cercanas al Taj Mahal.
A las compañías que operan en Agra y sus alrededores se les ordenó usar solo gas natural como combustible. El uso del carbón se hizo ilegal en la zona.
Se impuso una prohibición a los vehículos y maquinaria diesel en la ciudad y se aprobaron órdenes para eliminar todas las curtiembres de la zona. Se hizo ilegal llevar búfalos al Yamuna, el río en cuyas orillas está el Taj Mahal, e ilegal lavar la ropa allí.
En 1998, la Corte Suprema estableció un área de exclusión especial para mantener a la industria pesada a cierta distancia del monumento.
Mehta dice que se podría haber logrado mucho si las autoridades hubieran seguido la orden del Tribunal Supremo. “Desafortunadamente nada cambió y tuve que llamar a la puerta de la Corte Suprema de nuevo”, cuenta.
Todo igual
El uso de vehículos operados con diésel continuó sin cesar. Los propietarios de la industria local protestaron contra las restricciones e incluso formaron una organización con un eslogan: “Eliminar al Taj, salvar a la industria”.
El humo, el polvo y los efluentes tóxicos de las industrias en Agra y sus alrededores continúan siendo vertidos en el río Yamuna, y la contaminación ha seguido aumentando a un ritmo alarmante.
Las curtiembres fueron reubicadas pero otras actividades, como el uso de vehículos y generadores diésel, continuaron sin cesar. Además, el ganado continuó bañándose en el Yamuna, y la ropa continuó siendo lavada allí.
La amenaza al Taj Mahal no solo proviene del aire sino también del agua. Aquí, también, la situación parece empeorar. El tramo del río Yamuna que pasa por Agra es uno de los canales más contaminados del mundo.
“Las industrias a lo largo del río, desde Delhi hasta Agra, han estado drenando sus desechos químicos directamente en el río”, dice el ambientalista local Brij Khandelwal.
Señala que los desagües de Agra expulsan las aguas residuales directamente al Yamuna, sin ningún tratamiento.
Los peces no pueden sobrevivir en estas condiciones y, en su ausencia, las moscas, mosquitos y otros insectos, que normalmente son comidos por los peces, proliferan sobre el agua sucia y se arremolinan alrededor del Taj Mahal, donde sus excrementos también decoloran el monumento.
La falta de agua, así como su mala calidad, también está causando grandes problemas para el Taj Mahal.
Los cimientos del edificio están sobre 180 pozos de agua y bases de madera, que requieren agua durante todo el año.
Es por este motivo que el edificio se construyó a orillas del Yamuna, algo inusual para edificaciones de este tipo.
Si la base no se riega durante todo el año, la madera debajo eventualmente se secará, se romperá y se pudrirá.
Cuando se construyó el Taj Mahal, la mayoría de los negocios y los viajes se realizaban a lo largo del río. Pero a medida que la población crecía y las industrias florecían, se construyeron represas en el Yamuna, reduciendo el flujo del río.
“El río Yamuna, que fluye por el Himalaya, se encoge y se convierte en un virtual desagüe para el momento en que llega a Agra”, dice el ambientalista Khandelwal.
Para salvar al Taj Mahal, advierte, el Yamuna tendría que recobrar sus niveles originales.
“Si solamente la cúpula pesa 12.500 toneladas, uno puede imaginar cuánto puede llegar a pesar el resto del edificio. Los cimientos de un edificio tan pesado siempre deberían ser fuertes”, señaló.
A medida que el lecho del río se seca, también crea partículas de polvo que golpean contra el Taj Mahal cuando hay viento. Las tormentas de polvo son frecuentes en la región. Debido al cambio en los patrones climáticos, dice Khandelwal, el desierto se está moviendo rápidamente hacia Agra.
El pueblo
Sandeep Arora camina enérgicamente por las estrechas callejuelas de Taj Ganj, el asentamiento de calles y casas que rodea al Taj Mahal.
Es dueño de un hotel local y tiene prisa por llegar a su lugar de trabajo a tiempo. Conducir está fuera de discusión, debido a las restricciones sobre el uso de vehículos diésel.
Señala las estructuras en ruinas y los edificios caídos en Taj Ganj. “Esta área es parte del patrimonio del Taj Mahal. Hemos estado viviendo aquí por generaciones. Las casas se construyeron cuando se construyó el Taj Mahal”, cuenta.
“La mayoría de las personas que viven en Taj Ganj son descendientes de aquellos que dieron su sudor y sangre para construir el monumento. Pero, ¿qué estamos recibiendo a cambio? Indiferencia, abandono, apatía”, critica.
Taj Ganj fue el asentamiento donde vivían los trabajadores y artesanos que construyeron el Taj Mahal. Tiene una población de alrededor de 5.000 personas, incluidos muchos “pachchikars”, descendientes de los constructores originales, que siguen las técnicas artesanales tradicionales.
Las calles están llenas de tiendas que venden pequeñas réplicas de mármol del Taj Mahal. Muchos viven de la venta de estos objetos, hechos por los artesanos.
Shamsuddin Khan dice que no se está haciendo lo suficiente para aprovechar el conocimiento colectivo de los pachchikars. “¿Quién salvará al Taj Mahal? Sólo estos artesanos. Saben cómo hacerlo porque está en sus genes”.
“Pero el gobierno no ha tomado ninguna iniciativa para preservar su arte o para enseñar este arte a otras personas”.
La Corte Suprema ha dictaminado que la población de Taj Ganj, y el área en sí, es un “patrimonio vivo”. Pero es una decisión que disgusta a muchos residentes locales. Dicen que las autoridades se están asegurando de que el área se convierta en un barrio pobre.
“Los residentes no tienen el derecho de reconstruir sus paredes y techos dañados. Necesitamos tener permiso o un certificado de no objeción de la administración del distrito incluso para poner un clavo en la pared. No podemos usar generadores diésel, mientras que los hoteles grandes en el resto de Agra usan generadores diésel más grandes ”, se queja Arora.
También se queja de que los residentes locales no pueden usar vehículos diésel, mientras que cientos de funcionarios, políticos y sus familiares “vienen en vehículos diésel hasta la entrada del Taj Mahal, lo que está prohibido”.
Desacuerdos
Las quejas de los residentes de Taj Ganj reflejan una falta general de acuerdo sobre cómo se podría salvar al Taj Mahal.
El Tribunal Supremo le ha confiado la tarea de conservar el Taj Mahal a K Mohan Rao, el comisionado de la ciudad. Él dice que se están tomando medidas para hacer frente a la cantidad de basura que emana de los canales y las casas de la ciudad.
“Se están instalando plantas de tratamiento de aguas residuales”, dice Rao, quien agrega que se han elaborado propuestas para convertir Agra en una “ciudad inteligente”, lo que implica una renovación completa de la infraestructura de la ciudad.
Pero activistas como Khandelwal sienten que, en el proceso, el patrimonio de la ciudad se perderá.
Ellos piensan que cualquier plan también debería incluir la conservación de todas las estructuras que se construyeron junto al Taj Mahal, así como las restauraciones hechas por los británicos a fines del siglo XIX.
Khandelwal y Mehta tampoco están contentos con el programa de conservación del Servicio Arqueológico de India, que restaura el Taj Mahal con una pasta de lodo, que se supone absorbe la suciedad y los excrementos que decoloran las paredes.
Dicen que la pasta hace que la superficie del mármol sea áspera, lo que a su vez hace que el edificio sea más vulnerable al daño de las tormentas de polvo.
Para restaurar la gloria del Taj Mahal, Mehta, Khandelwal y la gente del Taj Ganj creen que se debe prestar atención a cómo se llevó a cabo la conservación durante el Imperio mogol e incluso durante el reinado británico.
Esto se lograría restaurando el río Yamuna a un estado no contaminado e involucrando a los tradicionales pachchikar en el trabajo de conservación.
Pero después de dedicar tantas décadas al Taj Mahal, Mehta dice que tiene pocas esperanzas de que se haga algo para salvarlo. A medida que los cimientos se debilitan, le preocupa que llegue el día en que solo quede la memoria del Taj Mahal.
“La Corte Suprema ha involucrado a tantas agencias para realizar estudios sobre cómo salvar al Taj Mahal. Estas agencias han presentado sus hallazgos al tribunal de tanto en tanto. La Corte ha estado emitiendo orden tras orden”, señaló.
“Desafortunadamente, las autoridades no son serias. Estoy envejeciendo ahora. Pero seguiré luchando”.