Desde que hace tres semanas se anunció la rebaja en las tarifas oficiales de Internet y una prueba de conexión en hogares de La Habana, en Cuba, la gente vive entusiasmada por esta apertura a la red, aunque muchos se preguntan si podrán mantener el nuevo servicio una vez terminada la fase experimental.Follow @Mundo_ECpe
La posibilidad de conectarse desde las casas hasta ahora estaba reservada a un contado número de profesionales, pero a partir del 20 de diciembre unos 2.000 usuarios de la Habana Vieja forman parte de una prueba piloto que les ha permitido “abrirse a un mundo más grande”, cuenta a Efe Eduardo.
Este trabajador “cuentapropista”, que regenta junto a su esposa una galería de arte en la calle Cuarteles del Centro Histórico habanero, afirma estar “contento” con que le haya tocado ser parte de este ensayo, gracias al que puede comunicarse con la familia y mantenerse informado “de noticias que no se conocen aquí”.
“Todo el mundo está enganchado (a Internet) como la pulga arriba de los gatos”, bromea Eduardo, quien asegura que sus vecinos “están descubriendo un mundo diferente”.
“Todos están hablando con la familia, buscando información y viendo novelas, películas y series. Hay quien tiene otros intereses, relacionados con su trabajo. Nosotros por ejemplo, aprovechamos y situamos nuestro arte en la red”, explica.
Aunque Eduardo advierte que la conexión es “lenta” y “se demora un poco”, a quienes no “soñaban con conectarse a Internet desde sus casas” les parece “algo muy bueno”, pero ya se empiezan a preocupar por lo que vendrá cuando pasen los tres meses de la prueba y el servicio pase a ser de pago.
“Lo que la gente está esperando es ver cuánto va a costar, porque la prueba se hizo a dedo: esta casa, esta casa y esta casa. Aquí tenemos una entrada (estable de dinero), pero conozco personas que no tienen para pagar 80 dólares por 30 horas al mes que dicen que es lo que costará”, señala este trabajador privado.
El pasado 20 de diciembre el monopolio estatal de comunicaciones Etecsa anunció la rebaja de la tarifa de 2 pesos convertibles cubanos (CUC, equivalentes a dólares) a 1,50 CUC para los puntos públicos de conexión WiFi y salas de navegación, junto al inicio del ensayo “Nauta Hogar” para 2.000 usuarios de la Habana Vieja.
Los directivos de Etecsa especificaron que se emplearía banda ancha con tecnología ADSL por una cantidad de horas determinadas, asociadas a la velocidad de la conexión, y que a los beneficiados se les ofrecería, una vez finalizada la prueba, la posibilidad de contratar el servicio y mantenerlo en sus hogares.
“El problema es que se le ha dado Internet a mucha gente que no está interesada, que no sabe ni encender una computadora o que no va a poder mantener la conexión”, dijo a Efe un usuario que prefirió el anonimato.
Cuba es uno de los países del mundo con menor tasa de penetración de Internet y para tratar de paliar esta situación, Etecsa abrió desde julio de 2015 puntos públicos de conexión wifi, que en la actualidad suman más de 200 en todo el país, con unos 250.000 usuarios diarios.
El Gobierno cubano ha justificado en razones económicas y en la vigencia del embargo de Estados Unidos el retraso del país en acceder a las nuevas tecnologías de la comunicación.
Pero para los críticos y opositores al modelo socialista de la isla ese argumento es falaz, pues consideran que las autoridades han mantenido restringido el acceso a Internet por razones políticas y para limitar el libre acceso a la información.
Una nota divulgada el martes en la televisión estatal de la isla informó que ya se encuentran activos cinco puntos de Internet inalámbrico que cubren casi totalmente los ocho kilómetros del emblemático muro del malecón habanero.
El jefe comercial de la División Territorial Norte de Etecsa en La Habana, Javier Ferreira, aseguró que para responder a las inquietudes de los usuarios se ha garantizado la venta de cupones de recarga para las cuentas temporales y permanentes del servicio Nauta con la apertura de “minipuntos de venta en sitios concurridos”.
“Siempre que sea para facilitar el acceso a Internet, me parece bien”, comenta Yailín, una habanera de 27 años, asidua a los puntos wifi, situados en su mayoría en parques y espacios públicos.
“Seguimos con la incomodidad de no tener dónde sentarnos, pero algo es algo. Es mejor que no tener dónde hacerlo”, puntualiza.
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