Escenas de la labor diaria de un agricultor, pruebas del último modelo de un teléfono o los entrenamientos de una maratonista son algunas de las actividades que millones de personas siguen en China, donde el mercado de las retransmisiones online (streaming)está viviendo su época dorada.
“En China el sector del 'streaming' (retransmisiones en vivo) no es solo grande sino que va a crecer constantemente en los próximos años”, cuenta el profesor de Finanzas y Negocios de la NYU Shanghái, Rodrigo Zeidan.
Ayudados por los “precios asequibles” de los paquetes de datos de Internet, millones de personas viven enganchadas a sus teléfonos móviles en el gigante asiático y cada vez están más interesadas en las retransmisiones en vivo como modo de entretenimiento o bien como asesoramiento para hacer sus compras.
Según un informe publicado recientemente por la China Netcasting Services Association (CNSA), la cantidad de usuarios de estos servicios en China alcanzó los 609 millones en junio y está previsto que los ingresos del sector crezcan el 40 %, hasta superar los 201.600 millones de yuanes (unos 29.000 millones de dólares) durante este año.
“Los consumidores chinos de información son relativamente sofisticados y nuevos para el mercado. Estamos hablando de un país en el que hace 35 años el 88 % de la población vivía en la pobreza extrema, por lo que el nivel de cambios es enorme y la gente está deseosa de probar nuevas cosas”, apunta Zeidan.
Meipai, Kuaishou, Yizhibo o Tmall Live son algunas de las plataformas más utilizadas. La última pertenece al gigante del comercio electrónico Grupo Alibaba y en ella los 'streamers' se dedican a probar y opinar sobre productos que pueden comprarse directamente a través de los portales del grupo.
“China es un país con un sector publicitario muy sofisticado y el 'streaming' es un modo de conectar a clientes y consumidores directamente, sin intermediarios”, explica Zeidan.
Además, en regiones como Europa “las nuevas leyes de protección de datos” están creando “barreras para que las empresas puedan acceder a las informaciones de los consumidores”, algo que no pasa en China. “El mercado en China es más abierto en este sentido y entonces el crecimiento de este sector en los próximos años será mucho mayor”, apunta.
Cherie Li utiliza otra plataforma, Huajiao, para realizar emisiones de vídeo en directo acerca de su vida diaria como corredora de maratones. Tiene 350.000 seguidores interesados en el día a día de sus entrenamientos y en sus trucos para mantenerse en forma.
“Todo comenzó como un diario de mis entrenamientos y poco a poco fui descubriendo el gusto de compartir mi estilo de vida con mis seguidores”, narra esta joven, quien cree que a la gente está interesada en conocer distintas formas de vivir “no solo a través de historias escritas o imágenes, sino de un modo más real”.
Conforme Li fue ganando seguidores llegaron las ofertas de las marcas. Hoy firmas como Adidas o Bryton la patrocinan y gana suficientemente dinero para poder vivir de ello, aunque lo compagina con su trabajo en su propia compañía de organización de carreras.
En los últimos años, las retransmisiones online han cambiado la vida de centenares de personas que se dedican a ello profesionalmente y también las de personas necesitadas que lo han visto como un modo eficaz de pedir ayuda.
Hace unos días los medios se hacían eco de la historia de Jiajia, una niña de seis años que ayuda en las labores de cuidado de su padre parapléjico, con quien se quedó después de que su madre los abandonara.
Sobreviven de las ayudas sociales y de las donaciones que reciben de los usuarios de Kuaishou (tienen medio millón), quienes siguen las retransmisiones de la familia y voluntariamente compran monedas virtuales para dárselas como donativo.
El mismo caso que Xiaoshitou, un niño enfermo que pasa mucho tiempo en el hospital y para el que las retransmisiones online se han convertido en una ventana al mundo y una lucha contra la soledad.
Cada día conversa con su casi millón de seguidores y, según contó su padre a los medios, se anima ya que como no puede ir al colegio pasa mucho tiempo solo. También recibe donativos que ayudan a su familia a pagar su tratamiento, que cuesta unos 8.000 yuanes (1.150 dólares) al mes.
Además de la necesidad, hay quienes retransmiten su vida diaria por ocio o, como en el caso del profesor David G. Evans, profesor en China desde hace más de dos décadas, por amor a la ciencia.
En los últimos días los vídeos en los que aparece haciendo en directo experimentos de química han recibido unos 15 millones de visitas y ha logrado alcanzar los dos millones de seguidores.
Fuente: EFE