Podría decirse que Aaron Hernández lo tenía todo: su carrera iba en ascenso en el fútbol americano, acababa de nacer su hija y había firmado un contrato por US$40 millones con los New England Patriots. Pero también lo perseguía un pasado turbulento. Hoy todo se acabó para él cuando escuchó su condena a cadena perpetua.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Hernández, de 25 años y de origen puertorriqueño, fue hallado culpable de asesinato premeditado por matar a Odin Lloyd, que en el momento de su muerte salía con la hermana de la novia del jugador de la NFL. Así, la justicia estadounidense coronó la caída en desgracia del deportista.
Al momento de escuchar el veredicto del jurado, Hernández miró hacia su derecha y apretó los labios.
Su madre, Terri, y su prometida, Shayanna Jenkins, estallaron en llanto cuando escucharon el fallo. Poco después, Hernández les dijo: “sean fuertes”.
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Aunque el móvil no quedó aclarado, las pruebas demostraron que Hernández disparó seis veces a Lloyd el 17 de junio del 2013 en un complejo industrial cerca de la casa del ex jugador en Boston.
La policía sospechó de Hernández casi de inmediato, porque en un bolsillo de Lloyd encontraron la llave de un vehículo alquilado por el jugador de la NFL.
El jugador fue arrestado a las pocas horas de producirse los hechos y los Patriots rescindieron su relación con él.
La fiscalía presentó amplia evidencia de que Hernández estaba con Lloyd al momento del homicidio, incluyendo un video de las cámaras de seguridad de la mansión del jugador, declaraciones de testigos e información del teléfono celular de Lloyd que registró su paradero.
El abogado de Hernández, James Sultan, admitió por primera vez durante su argumento final que Hernández presenció el asesinato de Lloyd, pero describió a su cliente como un espectador inocente y culpó a sus amigos, Ernest Wallace y Carlos Ortiz. Ambos serán enjuiciados después.
La fiscalía teorizó que Lloyd quizás fue asesinado porque sabía demasiado sobre la supuesta participación de Hernández en un tiroteo en Boston en el 2012 que resultó en dos muertes. Sin embargo, los fiscales no pudieron decir eso al jurado porque la jueza determinó que era especulación.
Por lo tanto, los fiscales no dieron un motivo para el asesinato, más allá de decir que Hernández parecía estar enojado con Lloyd cuando compartieron en una discoteca dos días antes de la muerte.
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ESTRELLA APAGADA
En julio del 2013, cientos de personas acudieron a la tienda oficial de los Patriots para cambiar el nombre de Hernández inscrito en la camiseta del equipo, actual campeón de la NFL.
El dueño del equipo, Robert Kraft, fue testigo del juicio, en el que declaró que el jugador le había asegurado personalmente que era inocente.
Hernández no solo era un jugador más, sino un astro de los Patriots. Junto a su compañero Rob Gronkowski formó un dúo letal. La revista “Sports Illustrated” la definió como la dupla de “tight-ends” más productiva de la historia.
Su admitido consumo de marihuana provocó que en el draft del 2010 solo fuera elegido en cuarta ronda a pesar del talento mostrado en la Universidad de Florida. Pese a ello, se convirtió entonces en el jugador más joven de la NFL.
En agosto del 2012, antes de afrontar su tercera temporada en la NFL, los Patriots demostraron su aprecio por el jugador al firmarle una extensión de contrato de cinco años más por 40 millones de dólares y un bonus de US$12,5 millones.
Hernández, asentado ya en Massachusetts, parecía haber dejado atrás su pasado a veces turbio en Florida.
“Los Patriots te cambian”, dijo durante la rueda de prensa en la que se anunció su nuevo contrato, en la que dijo también que su novia, Shayanna Jenkins, estaba esperando una niña.
Hernández aseguraba entonces ser un hombre nuevo. “No puedo ser ya más el Aaron joven y temerario. Voy a tratar de hacer las cosas bien, ser un buen padre y educar a mi hija como me educaron a mí”, dijo a los medios de Boston tras el nacimiento de su niña en noviembre del 2012.
La carrera deportiva de Hernández se ha terminado. Pero no ha concluido su rendición de cuentas a la justicia. Le espera un proceso por el doble asesinato del 2012.
Fuente: AP / DPA