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San Francisco (DPA)
La isla de Alcatraz, en la actualidad un atracción turística, albergó en el pasado a los criminales más peligrosos. Ahora, esta isla presidio en la bahía de San Francisco se ha convertido en un museo muy especial gracias a la exposición de Ai Weiewei, artista chino crítico con el régimen de Beinjing.
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En total son siete los objetos expuestos, entre esculturas e instalaciones de audio y multimedia, que el artista de 57 años ha creado en su estudio de Beinjing para “@Large: Ai Weiwei on Alcatraz” sin haber puesto jamás un pie en la isla.
Pero Ai Weiwei sabe bien lo que es una celda de prisión. Hijo de un conocido poeta chino, en 2011 pasó 81 días en la celda de aislamiento. Posteriormente le fue impuesto el arresto domiciliario por un presunto delito fiscal y hasta la fecha se le prohíbe viajar al extranjero. Tampoco podrá ver su exposición, que arranca este sábado (27 de setiembre) y se prolongará hasta fines de abril 2015.
La insólita exposición se ha podido levantar en apenas nueve meses, explicó la curadora Cheryl Haines. Con sus obras artístico-políticas Ai Weiwei ha ido mucho más allá de su propia situación. “Se trata de derechos humanos, libertad de opinión y la creación de una sociedad justa en todo el mundo”, resumión Haines.
Con ayuda de 1,2 millones de piezas de lego, coloridos dragones de papel y penetrantes instalaciones de sonido, el artista quiere sacudir al espectador.
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“Trace”, una de las obras que casi ocupa la mitad de una sala de trabajo de Alcatraz, muestra 176 retratos en colores fuertes de personas perseguidas, en el exilio o prisión realizados con pequeñas piezas de lego. Algunas de ellas son conocidas en todo el mundo como Nelson Mandela o Edward Snowden, pero la mayoría de nombres y rostros son nuevos para el visitante. La suerte de esas personas se cuenta en un material que acompaña a la obra.
La escultura “Refraction”, de cinco toneladas de peso, se puede ver desde la “Gun Gallery”, un pequeño pasillo desde el que los vigilantes armados observaban a los presos durante el trabajo en el pasado. Los visitantes ven a través de ventanas rotas el enorme objeto que se asemeja a el ala de un pájaro “con alas” de material brillante realizado con cocinas solares procedentes del Tíbet.
Los visitantes de la exposición además pueden entrar en partes de la prisión que hasta la fecha no estaban abiertas al público. Así, en el bloque A de celdas del edificio central se podrá escuchar la instalación de sonido “Stay Tuned”, accediendo a un área hasta ahora vetada al público.
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Ahora se han abierto 12 pequeñas celdas y en cada una hay un taburete y un altavoz escondido desde el que se escuchan poemas, canciones y discursos de diferentes disidentes. Se puede escuchar desde grabaciones del grupo de rock-punk ruso Pussy Riot o canciones antiapartheid de presos que estuvieron en la isla presidio de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo (en Sudáfrica).
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Más de 1,5 millones de personas visitan al año llegan a Alcatraz. En el precio del billete de ida y vuelta a la isla se incluye la entrada a la exposición. Ai Weiwei ha querido conscientemente acercar sus obras a un público más amplio, especialmente a aquellos que van poco o nunca al museo, según indicaron los organizadores.
Se trata además de la primera vez que se organiza una gran exposición en Alcatraz. Materializar el proyecto ha sido una empresa especialmente difícil, ya que como lugar histórico y sitio de incubación de muchas aves, la isla está protegida como monumento y reserva de la naturaleza.
Además, muchos edificios están en ruinas. Desde el cierre de la cárcel en 1963 no se han llevado a cabo reformas para los turistas, que algunos días pueden llegar a sumar 5.000 personas.
A pesar de los desafíos, las autoridades de los parques nacionales han defendido la exposición. “Da una perspectiva completamente nueva de la vieja e histórica prisión”, dijo Michele Gee del Servicio de Parques Nacionanles. “A través del arte de Ai Weiwei, temas como la prisión, el aislamiento o la libertad recobra vida e importancia para los tiempos que corren”.
Asimismo, por primera vez habrá acceso a Internet en la isla. Ai Weiwei quiso expresamente que los visitantes pudiesen compartir de inmediato sus experiencias con el mundo exterior.
La libertad de poderse comunicar sin limitaciones es un elemento importantes para los artistas, dijo la curadora Cheryl Haines. Ello contrasta radicalmente con las antiguas condiciones en Alcatraz. Durante años se impuso a los presos la prohibición de que hablaran.