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Fort Worth, AP
Mientras su novio Thomas Eric Duncan moría de ébola en una cama de hospital en Dallas, Louise Troh luchaba contra la soledad y el temor de que también hubiera contraído la enfermedad, confinada en casa de un extraño bajo vigilancia de un guardia armado.
La cuarentena de Troh terminó el domingo por la noche, al igual que para varios amigos, familiares y otros que tuvieron contacto con Duncan después de que se volvió contagioso. El ébola tiene un período de incubación máximo de 21 días, lo que significa que las personas que interactuaron con Duncan tras llegar a Dallas desde Liberia no estarían infectadas.
Es una fecha importante en los esfuerzos del país por contener el brote y una causa de celebración para Troh. Después de tres largas semanas, podrá asegurarse que está sana, salir de la casa y olvidarse de trabajadores de la salud del Gobierno le tomen la temperatura dos veces al día. Troh comparó la cuarentena con estar prisionera.
“Quiero respirar, quiero llorar a mi novio, quiero privacidad con mi familia”, dijo Troh a The Associated Press el viernes, mientras se lamentaba de que no había podido asistir al funeral de Duncan en la iglesia de su madre en Carolina del Norte debido a la cuarentena. Troh dijo que ella y Duncan planeaban casarse sta semana.
Duncan llegó a Dallas desde Liberia a finales de setiembre y fue al hospital con dolor de cabeza y de estómago. Lo enviaron a casa con una receta para antibióticos para tratarle una infección nasal mal diagnosticada. Dos días más tarde regresó al hospital, le diagnosticaron ébola y falleció el 8 de octubre.
El día que a Duncan le detectaron el ébola, un tribunal de Dallas ordenó a Troh, a su hijo de 13 años, a un pariente de Duncan y a un amigo de la familia que no salieran del apartamento de Duncan, donde podían quedar rastros del virus. La poco común cuarentena fue impuesta después que la familia no cumplió una solicitud de no salir del apartamento, dijo el juez Clay Jenkins del Condado Dallas. Los cuatro fueron trasladados posteriormente a una comunicad cerrada no identificada.
Jenkins y el pastor de Troh, George Mason, le anunciaron la muerte de Duncan durante la cuarentena.
Las otras personas cuya cuarentena termina el domingo a la medianoche son Youngor Jallah, hija de Troh y asistenta de enfermería que le tomó los signos vitales a Duncan antes de llamar a una ambulancia.
Durante casi tres semanas, Jallah no ha salido del apartamento en un segundo piso que comparte con su pareja, Aaron Yah, sus tres hijos, de 6, 4 y 2 años, y el hijo de 10 años de Yah.
A diferencia de Troh, Jallah puede salir del lugar, pero autoridades de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han ido a diario al lugar para tomarle la temperatura.
“Poder salir será genial. Abrazar a mi mamá y llorar a Eric, no por teléfono, como hemos estado haciendo, sino directamente con la persona”, dijo Jallah.
Mason dijo que está coordinando esfuerzos con el gobierno municipal, condal y la comunidad filantrópica para ayudar a la recuperación de Troh y la familia.
“No tienen nada. Han quedado completamente devastados por esto, ahora tienen que reconstruir su vida”, dijo Mason.
Troh planea recuperarse en parte financieramente con un libro sobre su vida, desde que creció en Liberia, cuando conoció a Duncan en un campamento de refugiados en Costa de Marfil y los años de esfuerzo de Duncan para venir a Estados Unidos y reunirse con su novia y su hijo de 19 años, hasta su muerte.
“Será una historia de amor”, dijo.
En la Iglesia Bautista Wilshire en Dallas el domingo, el pastor adjunto Mark Wingfield dijo que la congregación estaba lista para recibir a Troh.
“Esperamos darle la bienvenida a Louise y su familia después de terminar la cuarentena”, dijo.