El estado de Ohio (EE.UU.) ejecutó hoy al preso Dennis McGuire, condenado en 1994 por asesinar a puñaladas a una joven de 22 años en 1989, con una inyección letal que combina dos fármacos y que no tiene precedentes.
Al igual que la mayoría de los 32 estados que aplican la pena capital en Estados Unidos, Ohio ha agotado sus inyecciones letales con pentobarbital, de modo que desde setiembre, cuando utilizó la última, se ha visto obligado a experimentar con nuevas mezclas para practicar este castigo.
Así, a McGuire, de 53 años, ejecutado esta mañana en el Centro Correccional de Ohio del Sur en Lucasville, se le aplicó por primera vez una fórmula con dos medicamentos, compuesta por midazolam (un sedante) e hidromorfona (un analgésico utilizado para detener la respiración del preso).
Esta mezcla se utilizaba hasta ahora como apoyo a la inyección letal convencional en algunos estados.
McGuire, jadeó y resopló sonoramente durante más de diez minutos, según el periódico “Columbus Dispatch”. Uno de los periodistas de ese medio presenció la ejecución. Contó que pasaron 24 minutos desde que a McGuire se le administró la inyección hasta que fue declarado fallecido.
Los abogados de McGuire trataron de impedir la ejecución hasta el último momento, alegando que la muerte de su cliente sería anticonstitucional, porque iría acompañada de dolor, algo en lo que el gobierno estatal no coincidía.
Según los abogados, esta inyección provocaría complicaciones respiratorias a McGuire, quien sufría apnea del sueño, antes de morir y, aún consciente, notaría cómo se ahogaba.
No obstante, un juez federal determinó el pasado lunes que su argumentación no estaba probada y también el gobernador de Ohio, John Kasich, rechazó la petición de clemencia.
En su última cena, McGuire pidió ternera asada, pollo frito, papas fritas con cebollas, ensalada, cebolla tostada con crema de queso, helado de manteca de nuez y una Coca-cola.