Elizabeth Joice, Max y Lily. Los tres aparecen juntos en una fotografía publicada el 25 de enero de este año en Facebook. Es la foto más importante de sus vidas -definitivamente una de las pocas en donde aparecen los tres-, pues uno de ellos ya no está con vida.
Elizabeth es la madre de Lily, la esposa de Max, la mujer que publicó la foto en Facebook, quien ha dado la vida por salvar a su hija.
Cuatro años antes de la foto, Elizabeth fue diagnosticada con cáncer; tenía un tumor maligno. Ella no quería tratarse; había decidido rendirse en caso el tumor se encuentre en fase terminal. ”Si es terminal no voy a luchar“, había dicho. Pero esa misma noche Max se acercó a ella: ”No tienes otra opción“, exhortó, mientras le proponía matrimonio.
La pareja neoyorkina se casó apenas un mes después y Elizabeth, siempre con su esposo al lado, hizo frente a las terribles sesiones de quimioterapia. Para el año 2013 el cáncer se había difuminado; sin embargo, los doctores le dijeron que jamás podría convertirse en madre.
Elizabeth y Max querían un hijo; lo querían realmente. Habían superado un cáncer. ¿Qué perdían con intentarlo? Lo intentaron.
Para junio de 2013 los doctores ya le habían dicho que serían padres. ”Nos dijeron que no había ninguna posibilidad de que sucediera y estaba ocurriendo“, contó Max.
Pero una vez más las malas noticias llegaron para contrapesar (o ahogar) las buenas. Un mes después el cáncer volvió y se vieron de cara ante el dilema: cortar el embarazo para que luchar una vez más contra el tumor maligno o seguir adelante y asumir los riesgos.”Tener un hijo era una de las cosas más importantes en el mundo para Elizabeth“, relató Max. Ella le había dicho que si terminaba el embarazo y después no podía tener hijos se encontraría devastada. ”Elizabeth sabía que era su única oportunidad“, detalló Max
40 SEMANASElizabeth decidió junto a Max seguir adelante y llevar a cabo el embarazo, hasta las últimas consecuencias. La pequeña Lily crecía en el vientre de su madre. El insidioso cáncer, por desgracia, también.
Un mes antes del parto los médicos dictaron que ya no se podía esperar más: la niña debía nacer a través de una cesárea.
Cinco días después de dar a luz y solo por una noche, Elizabeth fue habilitada para regresar a su casa. A estas alturas, tenía tumores en el pulmón derecho, el corazón y el abdomen. Pero tenía una hija. Y el amor que Lily había aportado en la nueva familia era suficiente para olvidar, si quiera por un instante, el cáncer.
“Esa única noche en casa fue todo lo que tuvimos”, reveló Max. ”Nos despedimos. Era como algo salido de una película. Nos sentamos y lloramos. Intentamos contarnos historias, hablar sobre todas las cosas buenas”, confesó.La lucha de la pareja continuó durante seis semanas, pero el 9 de marzo Elizabeth no pudo más y falleció en el hospital.Tras esta historia, los amigos de la pareja recaudaron fondos para Max y Lily. Según su padre, la pequeña Lily se ”contagió de la magia de su madre“. ”Es hermosa. Me da fuerza para salir de esto“, dice.
La pequeña Lily no crecerá sin una madre. Lily tiene a Elizabeth incrustada en el pecho. Lily tiene a su madre dentro de sí, así como Elizabeth la tuvo a ella.
El director de cine Christopher Henze realizará un documental basado en la historia de esta heroica pareja y su áspero camino por convertirse en padres. La producción se llamará “40 semanas”.