Kuwait. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, incia el miércoles en Kuwait una nueva gira en Medio Oriente para intensificar el combate de Estados Unidos contra Irán, antes de un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en plena campaña para su reelección.
El tema central del “diálogo estratégico” previsto con el gobierno kuwaití es claro y será declinado en las siguientes etapas de su viaje. Pompeo viajará a Israel y El Líbano.
Se trata de la lucha contra “la amenaza que representa la República Islámica de Irán”, resumió Pompeo a los periodistas que lo acompañan.
En este emirato del Golfo, adonde llegó el martes por la noche, Pompeo estima que el combate debe organizarse a través de una Alianza Estratégica de Medio Oriente, una alianza político-militar impulsada por Washington para unir a sus aliados árabes frente a Irán.
Pero su principal encuentro de este primer día de gira se prevé a la tarde, en Jerusalén, adonde se reunirá con Benjamin Netanyahu.
Oficialmente, la visita de Pompeo no está vinculada al contexto electoral, eléctrico, que reina en Israel.
“Voy a Israel debido a nuestra importante relación” y para hablar “de temas estratégicos”, intentó justificar Pompeo. “Esta relación cuenta, sean cuales sean los dirigentes”.
Su visita no obstante es ampliamente interpretada como un signo de apoyo al jefe de gobierno israelí, que aspira a renovar su mandato en las elecciones del 9 de abril. Aún más cuando no hay ningún encuentro planificado con los adversarios de Netanyahu.
Washington considera a Netanyahu, que no pierde ninguna ocasión para denunciar al régimen iraní, como el 'buen alumno' de la coalición contra Irán que Estados Unidos intenta montar.
Pompeo visitará en Jerusalén la embajada de Estados Unidos, trasladada desde Tel Aviv por orden del presidente Donald Trump. Una manera de recordar que Trump reconoció a fines de 2017 a Jerusalén como capital del Estado hebreo.
Para demostrar aún más esta proximidad, Netanyahu viajará luego a Washington para participar de la próxima reunión anual del gran lobby proisraelí en Estados Unidos, el AIPAC (American Israel Public Affairs Committee).
La Casa Blanca presentará unas semanas después de las elecciones en Israel su plan de paz israelo-palestino.
En este viaje, Pompeo no se reunirá con la Autoridad Palestina.
“Primero tendrían que querer que hablemos, sería un comienzo”, ironizó. Los dirigentes palestinos se rehúsan a mantener contactos con la administración Trump por su decisión de trasladar la embajada a Jerusalén.
Desde entonces, la tensión aumentó. El departamento de Estado cortó la casi totalidad de la ayuda a los palestinos y mantiene poca claridad en algunos temas sensibles.
Por ejemplo, un informe sobre los derechos humanos en el mundo publicado la semana pasada por la diplomacia estadounidense se refiere al Golán sirio como que está “controlado” y ya no más “ocupado” por Israel, un paso que algunos interpretan como el preludio al reconocimiento por Estados Unidos de la soberanía israelí en esa región estratégica. Representantes republicanos defienden una acción legislativa en ese sentido.
Un cambio semántico similar se constató el año pasado sobre el tema de Cisjordania, que ya no fue designada como “ocupada”.
Washington insiste que no cambió de política, pero se niega a reiterar cuál es esa política.
“Las palabras son el reflejo de los hechos tal como los entendemos”, respondió Pompeo a los periodistas, que lo interrogaban sobre el tema.
“Es una declaración factual de cómo vemos la situación, y pensamos que es muy precisa”, agregó, dando una vez más la impresión de ir en el sentido de Israel pero en contra del consenso jurídico internacional.Fuente: AFP