Las posibilidades de ganar eran apenas una en 302.575.350.
Y, sin embargo, el pasado 23 de octubre una persona en el pueblo de Simpsonville, en Carolina de Sur, logró acertar los 6 números del juego de Mega Millions que otorgaba el mayor premio único en la historia de Estados Unidos: unos US$1.500 millones.
El billete ganador fue vendido en un pequeño supermercado de la localidad, cuyo propietario afirmó que lo ocurrido era algo bueno para la comunidad.
La alcaldesa del lugar, Janice Curtis, también celebró la noticia por considerar que el premio colocaría a Simpsonville “en el mapa”.
Dos meses más tarde, no obstante, el afortunado comprador del billete aún no ha aparecido a reclamar su premio.
¿Qué ha ocurrido?
Cóbralo o piérdelo
De acuerdo con las normas del sorteo, el ganador tiene un plazo de 180 días para cobrarlo.
Eso significa que el plazo para hacerlo efectivo se extiende hasta el próximo abril.
Sin embargo, no se sabe por qué ha dejado transcurrir dos meses sin irlo a cobrar.
“Esto es inusual, considerando que se trata de US$1.500 millones”, dijo Holli Armstrong, portavoz de la lotería estatal de Carolina del Sur, a la prensa local.
En ocasiones, los ganadores de grandes premios de la lotería retrasan su cobro mientras deciden cuál es la mejor estrategia a seguir.
A inicios de este año, una mujer de Hampshire que ganó unos US$560 millones en el juego de Powerball, otro popular sorteo de lotería, solicitó a un juez la posibilidad de permanecer en el anonimato.
Ella quería poder seguir viviendo su vida normal, sin ser reconocida como millonaria con todas las consecuencias que ello acarrea. Sin embargo, la ley de su estado obligaba a que su identidad fuera revelada públicamente para poder cobrar el premio.
En el caso de Carolina del Sur, las circunstancias son distintas pues allí sí es posible cobrar y mantenerse anónimo. Pero eso no es lo que ha ocurrido.
Las razones, entonces, pueden ser otras.
Es posible que el ganador esté buscando asesoría legal y financiera. O que no sepa bien qué hacer ante un premio semejante, toda vez que un premio semejante puede afectar su vida de múltiples maneras.
No son infrecuentes las historias de personas que no han podido manejar correctamente un premio de estos por lo que lo que parecía una bendición se les transformó en una tragedia.
Un buen ejemplo es el caso de Billie Bob Harrel Jr., quien obtuvo un premio por US$31 millones en 1997 y terminó suicidándose. Poco antes de ello, le había comentado a su asesor financiero que “ganar la lotería era la peor cosa que le había ocurrido”.
Otro hombre en Estados Unidos que ganó el premio en dos ocasiones terminó viviendo en un remolque.
Sin embargo, también es posible que el ganador simplemente haya perdido el billete.
Si el premio no es reclamado, los fondos serán repartidos entre las loterías de los 44 estados participantes que recibirán recursos proporcionales a lo que aportaron y que podrán decidir qué uso darle a ese dinero.
Por lo pronto, al ganador aún le quedan unos cuatro meses para hacer valer su billete premiado.