Washington. La Fundación Clinton nació de la mano del ex presidente Bill Clinton con nueve empleados en Little Rock (Arkansas) en el 2001 y en 14 años se ha convertido en una poderosa organización con 2.000 millones de dólares recaudados y 2.200 empleados en todo el mundo.
Un tercio de las aportaciones de más de un millón de dólares corresponden a gobiernos, entidades o individuos extranjeros.
Así las cosas, no hay dudas del poder que tienen Bill y Hillary Clinton en todo el mundo, a tenor de las cuantiosas donaciones que recibe su fundación, pero para evitar acusaciones sobre conflictos de interés, la candidata presidencial demócrata renunció al consejo de administración.
“Aunque he amado el tiempo que pasé en el consejo de administración y en el trabajo cotidiano en la Fundación, para consagrarme a esta nueva y absorbente aventura, he renunciado al consejo de administración desde hoy”, señaló Hillary Clinton en un correo interno enviado a los empleados de la fundación, poco después de anunciar en su sitio Internet su intención de disputar la candidatura presidencial del partido Demócrata para las elecciones del 2016.
Hillary ya tuvo que lidiar con esta situación cuando fue secretaria de Estado (2009-2013), al punto de firmar un memorando con el gobierno de Barack Obama para evitar problemas mientras ella estuviera en el cargo.
El acuerdo estipulaba que el Departamento de Estado revisaría todas las contribuciones de países que iniciaran o aumentaran su colaboración con la Fundación Bill, Hillary y Chelsea Clinton.
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DONATIVOS EXTRANJEROS
Sin embargo la fundación reconoció hace poco que un donativo de 500.000 dólares del Gobierno Argelino para ayudar a las víctimas del terremoto de Haití del 2010 sorteó estos controles.
Kuwait, Qatar, Omán, Australia, Noruega, República Dominicana y Argelia son algunos de los países que enviaron por primera vez dinero a la organización mientras Clinton lideraba la diplomacia estadounidense.
La colaboración de varios países con los Clinton siguió después de que Hillary cediera su cargo a John Kerry, actual secretario de Estado. Arabia Saudí, Emiratos Árabes o Alemania enviaron donaciones en el 2014.
Los empresarios, filántropos y grupos de inversión son los otros grandes donantes, que destinan generosos cheques a las causas que defiende la fundación.
Entre ellos están el canadiense Frank Giustra, el ucraniano Victor Pinchuk, el saudí Mohamed al Amudi o Rilin Enterprises, una compañía dirigida por el multimillonario y diputado chino Wang Wenliang.
Todas las contribuciones son legales, pero muchas podían mezclar intereses diplomáticos o económicos, ahora que Hillary se lanza a la conquista de la Casa Blanca.
La pausa que se tomó al dejar su cargo como secretaria de Estado para descansar, reflexionar y publicar el segundo volumen de sus memorias no frenó las contribuciones de cientos de donantes.
Un reciente análisis del diario The Washington Post sobre los donativos hechos por estadounidenses señala que la mayoría de los grandes contribuyentes del comité Ready for Hillary entregaron unos 10.000 dólares de forma directa o indirecta a la fundación.
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LA OPOSICIÓN ALZA LA VOZ
Los republicanos no desaprovecharon la oportunidad de volver a atacar a Clinton cuando saltó a la luz que la donación argelina no había sido controlada por el Departamento de Estado.
El senador Rand Paul, que aspira a convertirse en el candidato presidencial de su partido, habló de corrupción, criticó los donativos de las monarquías del Golfo y reclamó que la fundación devuelva el dinero enviado por Arabia Saudí.
“Hillary Clinton debe explicar por qué acepta dinero de países extranjeros que violan los derechos de las mujeres”, afirmó hace unos meses.
La demócrata respondió defendiendo el trabajo humanitario que realiza su organización.
“No hay dudas sobre mi pasión por los derechos de las mujeres aquí y en el mundo entero”, apuntó durante una rueda de prensa el 10 de marzo.
“La gente que desea apoyar la fundación sabe cuáles son nuestros valores y nuestras convicciones”, añadió.
La fundación Clinton precisó en un comunicado enviado en febrero que, si Hillary se convertía en candidata, revisaría los estatutos internos para evitar conflictos de interés.
Fuente: AFP / EFE